Aquest article ofereix una guia valuosa per als pares sobre com construir una relació sòlida amb els fills, essencial per proporcionar un suport efectiu. L’èmfasi en l’acceptació incondicional i l’escolta sense judici és crucial, ja que evita que els fills se sentin jutjats i n’augmenti la confiança.
Permetre que els fills enfrontin desafiaments i desenvolupin la seva independència és fonamental per a la maduració. Els pares, sovint amb bones intencions, poden intentar protegir massa, cosa que pot ser contraproduent.
A més, l’article destaca la importància que els pares treballin en el desenvolupament personal propi. Ser coherents i honestos amb ells mateixos no només millora la relació amb els seus fills, sinó que també serveix de model positiu.
En resum, l’article subratlla que per ajudar veritablement els fills, els pares han de cultivar una relació basada en la confiança i el respecte, i estar disposats a créixer personalment.
Este artículo refleja la importancia de crear relaciones basadas en la confianza y que permita el diálogo. Cuando unos padres no dan lugar al dialogo ni crean ambientes de confianza, al igual que se menciona en el artículo, acaban sintiendo que no conocen a sus hijos, ya que estos sienten que no tienen apoyo afectivo. Por eso es importante aprender a crear y fomentar una relación de ayuda en la que se dé valor a los sentimientos de los hijos y haya interés por la vida de ellos.
M’ha agradat molt llegir la frase: “la urgencia de hablar desde nuestras vivencias y experiencias para avisarles y que no repitan nuestros errores, para ahorrarles sufrimiento, ya que en el fondo los estamos infravalorando…”. Mai havia pensat que era infravaloració, sinó que creia que era una mera preocupació.
És tant important deixar que els nostres fills experimentin i s’equivoquin, que aprenguin dels seus errors, seguint el seu propi camí d’aprenentatge. Pren nota que el secret de l’èxit de la relació entres pares i fills està en el com els han fet sentir: si els han comprés, confiat i cregut en ells en comptes de dir-los com havien d’actuar, sentir i pensar.
Aquest article ha estat molt útil per a mi i m’ha donat molta informació de com han d’actuar els pares per tenir una relació de confiança amb els fills.
Como futuros padres (o no) no juzgar a nuestros hijos es clave, especialmente en una era de sobreprotección. Juzgarles daña su autoestima y su capacidad para manejar desafíos o sus problemas. En lugar de criticar considero que debemos apoyarlos y guiarlos, escuchando y validando sus sentimientos, aunque entiendo que el sentimiento de sobreprotección debe ser difícil de gestionar. Así seguramente les enseñamos a tomar decisiones responsables y a aprender de sus errores, construyendo su confianza y resiliencia.
Estoy segura de que ser padre no es fácil y de que se aprende a ser padre siéndolo. Aún así, hay que ser consciente de que la relación paternofilial es muy importante para los niños a nivel de vínculo y apego, sobretodo en las primeras etapas de la vida. He aprendido que para ser un buen padre la relación paternofilial tiene que ser de calidad, la comunicación tiene que ser eficaz y el apoyo tiene que ser sin sobreprotección. El autoconocimiento en los padres también ayuda a los hijos. Además, deben tener una aceptación incondicional. Más adelante, cuando los hijos sean adolescentes, tendrán que reconocer su independencia. Por último, el ser padre es un aprendizaje en el que para ser el mejor apoyo para el hijo implica el trabajo en el propio desarrollo personal.
M’impressiona i alhora admiro la complexitat i la responsabilitat que implica tenir fills. Penso que, per poder educar el millor possible als fills, cal estar molt treballat i analitzat per tenir un bon impacte en el seu desenvolupament personal. Em crida molt l’atenció la repercussió que tenen en l’autoestima i autoconcepte els primers anys de vida de les persones i la relació amb els seus progenitors en aquest moment. Més endavant, sobretot cap a l’adolescència i l’edat adulta serà clau haver generat o generar una relació de confiança amb els fills per tal de poder cuidar de manera sana tant el vincle com a ells com a individus. Alhora també em sembla molt interessant pensar que tant els fills aprenen dels pares com els pares dels fills. A partir de l’altre aprenem sobre nosaltres mateixes. Penso que és molt important plantejar com a pares, des d’on volem ajudar als nostres fills, d’on sorgeix aquesta voluntat i aquesta necessitat, i a qui estarem calmant realment.
Me parece muy interesante como al igual que con los psicólogos con sus pacientes, lo más importante de una relación entre padres e hijos sea el vínculo que se forma. Evidentemente como nos habéis enseñado en el centro y como se enseña en la carrera hay infinidad de otras cosas que tener en cuenta para ser un buen psicólogo como el contexto, la formación, la dedicación que se le dé, la forma de ser de la persona… Pero todo esto me doy cuenta de que también se le puede aplicar a un padre y es que leyendo este artículo no he podido evitar pensar todo el rato que un padre se parece mucho a un psicólogo. Los padres nos ayudan, nos enseñan, nos acompañan, nos demuestran el potencial que podemos llegar a tener y nos dan las herramientas para poder valernos por nosotros mismos, como un psicólogo también (no de la misma forma obviamente).
Muchas veces he visto contextos familiares que aunque los padres como individuos sean personas excepcionales como cuidadores dejan un poco que desear y es que lo más importante no es como seas tú o como sea tu hijo, sino la relación. Con eso y con tener siempre en cuenta el punto de vista de los hijos para que sepan que siempre tendrán su lugar y su voz yo creo que la mitad del trabajo está hecho. Evidentemente, no soy madre y obviamente hay muchas más cosas en luego, por eso veo interesantes todos los consejos que hay en el artículo como un extra, pero para mí creo que lo principal es la relación que se forme y el dar siempre un espacio para que el hijo se sienta escuchado.
Crec que, en masses ocasions, és banalitza molt el ser pare o mare, i no és té en compte tot el que això comporta. No tothom hauria de tenir fills, no és un dret. El decidir tenir un fill hauria d’anar acompanyat de molta autoreflexió, molt treball personal fet i bons recursos (en tots els sentits). Això podrà brindar-li al nen un espai segur sense judicis i un estat de benestar ple. També, convida a reflexionar sobre la pressió inherent de fer-ho tot bé, i això pot conduir a una sobreprotecció malaltissa contraproduent.
Después de leer el artículo, destaco la importancia de cultivar una relación sólida y saludable entre padres e hijos, basada en el amor, el respeto y la comprensión mutua. Esta relación es fundamental para ofrecer el apoyo y la orientación necesarios para que los hijos puedan crecer y desarrollarse de manera autónoma y segura. Para lograrlo, es crucial mantener una actitud cálida, justa y respetuosa, así como estar dispuestos a reflexionar sobre nuestras propias acciones y comportamientos como padres. En última instancia, la relación entre padres e hijos es un proceso continuo que requiere compromiso, paciencia y voluntad de aprender y crecer juntos.
Me siento muy agradecida por este artículo tan valioso. Aunque aún no soy madre, me ha permitido reflexionar sobre la relación con la mía y comprender mejor el origen de sus acciones y emociones. Ha sido revelador humanizar a mi madre, reconociendo sus propios miedos y preocupaciones, y comprendiendo que su desarrollo personal no depende de mí.Considero esencial construir relaciones basadas en la confianza y la aceptación incondicional, liberándonos de nuestras propias inseguridades y miedos para no proyectarlos en nuestros hijos. Los valores que elijamos como fundamentales serán la base sobre la cual se construirán nuestras relaciones.
Leo este articulo des de otra perspectiva, la de una hija que no es madre. Aunque no tenga hijos siempre he sido consciente y he reconocido la importancia que han tenido mis padres en mi propia vida (en lo bueno y en lo malo) y en mi desarrollo personal. Es cierto que tener unos vínculos emocionales sólidos, comprensivos y con confianza en los hijos es muy importante ya que a mí siempre me lo han brindado y eso me ha permitido más autonomía y poder creer en mí misma.
Ir a un curso de adiestramiento de perros o cursos para mejorar en tu profesión está muy normalizado, pero ¿Cuánta gente de nuestro entorno cercano ha leído o se ha informado realmente sobre lo qué es ser padre o madre?
En el pasado la figura de los progenitores era mucho más directiva, inculcando con miedo y marcando exageradamente la jerarquía de poder dentro de la familia. Lo que me reconforta es que actualmente esa visión está cambiando totalmente. Hace poco vi un vídeo que decía: ¿Por qué si a un adulto derrama un vaso de agua sin querer no le decimos nada y ayudamos corriendo a limpiar, pero si lo hace un niño pequeño le reñimos e incluso se le deja de tonto?
Los niños necesitan comprensión, paciencia y mucha dedicación, lo que les ayudará en un futuro a ser personas adultas que podrán criar de forma respetuosa a sus respectivos hijos.
Un artículo muy interesante de leer. Des de mi papel como hija esta lectura me ha hecho reflexionar mucho sobre como nuestros padres, al final del día, también son padres y son igual de inexpertos que nosotros en ese rol. Cuando una persona pasa de ser adulta a ser padre o madre, ha de saber que habrán unos cambios con eso y que se tendrán que fortalecer otras habilidades o áreas personales. Una de las cosas que más me ha llamado la atención de este artículo es sobre como muchas veces se puede caer en el error de la sobreprotección – se ve más de lo que uno se piensa -, de posicionarse en un rol de “experto” y de intentar guiar de forma imperativa a nuestros hijos. Esta forma de actuar no es nada más una forma de infravalorar las capacidades de nuestros hijos y podemos tapar este acto bajo el manto de “amor” cuando realmente es miedo propio. Es una de las cosas que me llevo de esta lectura.
Pienso que no todas las personas están preparadas para la responsabilidad que implica tener descendencia. Antes de tener hijos, hay que haber hecho un trabajo profundo de conocimiento, de gestión de emociones, de conciencia y convivencia. Los padres han de ser capaces de establecer una relación estrecha con sus hijos, esto implica ser cálidos, justos y respetuosos, y fomentar la autonomía y la autoestima en los hijos desde una edad temprana, así como educar en valores. Cabe recalcar también, la importancia de ser incondicionales en la aceptación de los hijos, escuchar sus emociones sin juzgar y evitar ser sobreprotectores o impositivos. El vínculo debe ser fuerte, ha de otorgar seguridad, confianza, respeto y amor. Sin embargo, el desarrollo de los hijos no depende completamente de los padres, estos son proveedores para el desarrollo en la medida de lo posible en el ámbito familiar y el entorno cercano, confiando que sean capaces de trasladar lo que aprenden con los padres a su manera de relacionarse con todos los factores externos que los padres no pueden controlar y pueden ser perjudiciales para los hijos.
En aquest article es veu reflectida la importància de generar una bona relació pares-fills, penso que el gran problema que es troben molts pares és la sobreprotecció. Inconscientment, volen protegir als seus fills i ocupar-se de tot el que puguin, però no s’adonen que si els cuiden amb excés pot impedir que es desenvolupi la confiança en ells mateixos. Els pares han d’ajudar al fet que els seus fills aprenguin a cuidar-se, no a cuidar-los de per vida, no estic dient que no els cuidin òbviament, però sempre respectant la seva independència perquè puguin aprendre a valer-se per ells mateixos.
També és un factor molt important el fet d’escoltar sense jutjar, m’adono que si els meus pares m’haguessin jutjat en el que deia o en les meves accions no hauria pogut confiar tant en ells ni amb mi mateixa, per això crec que és un factor clau en la relació pares-fills.
Este súper bonito texto sobre la relación entre papás e hijos me hace pensar en lo importante que es construir vínculos basados en confianza, comprensión y empatía. Como estudiante de psicología en prácticas, veo lo clave que es tener una conexión fuerte para apoyar el desarrollo emocional. La historia muestra cómo la actitud de los papás puede influir directamente en la actitud de los hijos, resaltando la responsabilidad de los padres como guías y modelos a seguir. La idea de escuchar sin juzgar, mostrando autenticidad y cariño, me llega un montón en mi búsqueda de habilidades terapéuticas. En mi futuro trabajo, quiero cultivar relaciones llenas de aceptación total y entendimiento mutuo, sabiendo que el crecimiento personal es un viaje que hacemos juntos, papás e hijos. ¡Qué bonito! Gracias!
Me ha parecido un artículo muy acertado, ya que, desde la perspectiva de hija, si mis padres me hubieran juzgado cuando les hubiera comentado algo, o me hubieran transmitido sus miedos de hacer según qué cosas, estoy segura de que no tendría la relación tan buena que tengo ahora. Muchas veces pensamos que un hijo es de nuestra propiedad y tiene que hacer lo que nosotros queramos y digamos, y no es así, un hijo es una persona que solo depende de ella misma y los padres están para recomendarle, guiarle y apoyarle, sobre todo darle mucho amor y cariño y ser su punto de soporte, pero no podemos esperar que sea y actúe como a nosotros mejor nos convenga, ya que mucha gente quiere “ayudar” a sus hijos por beneficio propio de lo que le gustaría que hiciera y no por beneficio de su hijo.
Desde luego que una relación sólida entre progenitor e hijo será un elemento fundamental para brindar apoyo de cara a un futuro, permitiendo al hijo transmitirle la confianza de que puede establecer abiertamente cualquier tipo de diálogo cuando así lo necesite. Actualmente, mi perspectiva se deriva de mi experiencia como hija, y no puedo estar más de acuerdo con lo mencionado en el artículo. En una relación cálida, basada en la confianza y en el amor incondicional, el miedo a compartir no tiene cabida. Es cierto que el cómo te sientes tratado por tus padres juega un rol primordial en el funcionamiento de la relación y determina el grado de confianza que se establecerá. En numerosas ocasiones, he presenciado cómo los padres suelen comparar a sus hijos con otros, responsabilizándolos de una relación fallida, en vez de preguntarse a sí mismos en qué han fallado ellos cómo adultos que son. Por otra parte, este artículo me recordó una frase que leí que dice: “Los padres también viven por primera vez”. Esto me ha hecho reflexionar sobre las expectativas, a menudo poco realistas, que tenemos sobre ellos, olvidándonos por completo de que también son seres humanos con derecho a cometer errores. Nadie te enseña a cómo ejercer de padre, no se trata de un trabajo precisamente fácil y, cabe recordar que, en poco tiempo, algunos de nosotros también nos veremos enfrentados a asumir esa responsabilidad.
Hermínia resalta la importancia de enfocarnos en las relaciones que funcionan en lugar de centrarnos en las disfuncionales. A veces, tendemos a envidiar a aquellos que parecen tener una relación sólida y positiva con sus hijos, asumiendo que tienen suerte o que sus hijos son simplemente mejores que los nuestros. Sin embargo, el artículo nos invita a reflexionar y preguntarnos qué han hecho esos padres de manera diferente para lograr una relación exitosa. El secreto parece asentarse en cultivar un ambiente emocionalmente seguro y nutritivo, donde los hijos se sientan valorados, comprendidos y empoderados para ser ellos mismos.
En general, estoy de acuerdo con la idea presentada de que debemos aprender de las relaciones que funcionan y buscar entender qué elementos contribuyen a su éxito, en lugar de simplemente atribuirlo a la suerte o a diferencias inherentes a los hijos.
Llegint els punts que marca l’article com a aspectes que “debo hacer para poder ayudar a mis hijos”, sense tenir fillxs però si germanxs, m’he identificat sabent que en certa part també pot ser extrapolable a aquest tipus de relació que es dona entre germans, on a més, soc el germà gran. El repte és gran i implica diferenciar un mateix del fill/a o germà/na, entendre que el que hem viscut, sentit, plorat, gaudit nosaltres, no serà el mateix en ellxs, ni tampoc les respectives necessitats. Cal acceptar-ho, per després poder aprendre a gestionar-ho, amb la intenció final de poder ser un mateix perquè ells també puguin ser qui són.
Veo muy importante la necesidad imperiosa de confiar en el descendiente y no actuar en base al miedo, al paternalismo, la desconfianza. A veces el mayor problema y generador de inseguridades y estados de alerta de los hijos son por esa sobreprotección o control excesivo que ejercen los padres que no permiten que la criatura experimente libremente las consecuencias de sus actos. Es necesario el error para el aprendizaje, y es necesaria la confianza y el amor para sanar las heridas que el propio aprendizaje y error generan.
El tema de la maternitat reconec que em queda una mica lluny, però desde que estic realitzant pràctiques a la clínica de psicologia infantil, cada dia veig més clar que el paper de pare perfecte no existeix.
Sovint molts pares tendeixen a eucar els fills com ho han fet els seus, d’altres completament contrari, alguns es volquen més amb els fills que amb ells mateixos, d’altres troben l’equilibri entre les nessecitats dels fills i les seves.
Considero molt important que davant del paper de pare / mare no hi hagi judicis, cap a l’altre ni cap a un mateix. És important que els nens creixin de manera lliure, però sempre dins d’uns límits.
Crec que és important trobar l’equilibri entre ser l’amiga i ser la mare. Els nens se’ls ha de donar llibertat i sobretot escoltar-los, trobo que és molt negatiu la frase de “per què ho dic jo i punto”; però alhora també estan aprenent, per tant és important posar certs límits sempre hi quan els hi expliquem el perquè ho fem.
Tot i així considero que no hi ha un manual sobre el que està bé o malament, i no em sento ni crec que em senti mai en cor de jutjar si ho fan bé o no, ja que està clar que una gran majoria fan el millor que poden.
En aquests moments no sóc mare, per això parlaré des del punt de vista de filla. Considero que aquesta frase “establecer una buena relación con sus hijos, crear un vínculo de confianza que permita el diálogo”, resumeix com els pares i mares poden ajudar als fills des d’un vincle que permeti “ser” des de l’acceptació i autenticitat. Com a filla puc dir que he tingut la sort de tenir una mare que sempre ha apostat per crear un vincle de confiança entre nosaltres dues, i sempre he sentit que amb ella podia parlar i dialogar sense judicis.
Altra vegada ressalta la importància de gestionar les emocions pròpies per tal de no acabar interferint en les emocions dels altres. En aquest cas, em refereixo a com la por que tenen els pares pot acabar interferint en establir una relació adequada amb els seus fills, com diu el text ens tornem exigents, injustos i jutges. Algo que destaco és la importància d’allunyar-nos del rol de jutges amb els nostres fills, i ser capaços d’acceptar-los i estimar-los de manera incondicional sense que sentin que ens fallen i defrauden quan no aconsegueixen allò que nosaltres esperàvem d’ells. A continuació exposo les preguntes que es mencionen i que recullo, perquè penso que si es plantegessin més freqüentment les relacions amb els fills millorarien exponencialment, ja que per ajudar als fills es necessari que un es treballi a si mateix com a persona. ¿Qué tendría que cambiar si lo comprendo? ¿Estoy dispuesto a cambiar para poder aceptar lo que comprendo? ¿Me gusta mi hijo/a? ¿En qué medida lo que no me gusta está hablando de mi?
“L’actitud dels nostres fills és un reflex del nostre lideratge com a mares i pares”. Les teves paraules m’han arribat molt dins. Com a fills, què podem fer per a millorar la relació d’ajuda? Un cop deixa de ser dependent i passa a ser interdependent, si és que aquesta casuística arriba a donar-se? Sento que com a futur professional de la psicologia, hi ha una etapa de la via que com a fills i filles, identifiquem, com diu en Joan Garriga, les monedes que hem heretat dels nostres pares, el conjunt d’actituds, creences i maneres de fer i ser que provenen dels nostres pares. És tal a vegades la reacció, que no acceptem o rebutgem allò que descobrim. Per això, comparteixo que també, com a fills, podem prendre la responsabilitat de comunicar des de l’amor allò que ens costa acceptar del vincle amb els nostres pares, per a poder comprendre, facilitar i fer més senzill el camí cap a una relació més sana amb ells.
D’altra banda, un punt que també trobo molt interessant és, com a pares/mares, la responsabilitat de ser fars, guies, d’assessorar, cal recordar que ser guia, no és el mateix que haver d’imposar un camí, delegant els passos que potser no van poder fer-se en aquella edat, i projectar-los des de la por, cap als fills/filles.
Yo si todo va bien en un futuro me gustaría ser padre, todavía es temprano para mí, pero sí que a veces reflexiono sobre como sería y como me gustaría hacer las cosas para que mis hijos e hijas pudieran convertirse en adultos responsables, independientes, autónomos y por encima de todo, felices. Este artículo me ha ayudado a ver la importancia de establecer una relación sólida y comprensiva con nuestros hijos para poder ayudarles de manera efectiva. Personalmente, me agrada el hecho de reflexionar sobre la necesidad de escuchar sin juzgar, respetar su individualidad y cultivar la confianza mutua. También el hecho de que subraye la relevancia de construir un vínculo basado en el amor incondicional y la comunicación auténtica para apoyar el crecimiento y desarrollo de nuestros hijos, me hace pensar que este, debería ser un artículo que muchos padres y muchas madres deberían leer y releer. Muchas gracias.
Me ha resultado muy interesante leer este artículo y voy a realizar la reflexión como hija. Tengo la suerte de poder decir que la relación con mi madre es franca, positiva, madura, basada en la comprensión y, sobre todo, en el amor. No tengo ninguna duda al respecto. Y sí, es cierto que la mayoría de las personas atribuyen esto a mis éxitos, es decir, a cómo soy yo, en lugar de preguntarse qué ha hecho mi madre de manera diferente para conseguir tener esta relación conmigo. Aun así, yo tengo una respuesta, no sé si sobre lo que ha hecho de manera diferente, pero sí sobre lo que me ha transmitido.
Mi madre es una persona que siempre se ha mostrado auténtica ante mí, que me ha escuchado y que nunca me ha juzgado. Creo que eso es la clave del éxito. Saber que existe un amor incondicional, saber que puedo contar con ella en cualquier circunstancia y que nunca me humillará ni criticará por lo que hago o dejo de hacer. Esto no tiene precio alguno. Estoy eternamente agradecida de poder experimentar este privilegio y de poder decir que gracias a ella he conseguido ser quien soy. Si en algún momento de mi vida soy madre, deseo poder transmitirles a mis hijos la misma sensación.
Trabajarse uno mismo para no proyectar en ellos, así crear un vínculo desde el amor y la honestidad y no desde las necesidades y los miedos de uno mismo. Que importante es ceder el espacio a los hijos para que estos puedan ser dueños de sus propias vidas, que puedan hacer su propio camino y puedan tomar sus propias decisiones. Para ello es importante explorar desde dónde estamos actuando, seamos padres o hijos. Creo que detrás de la crianza hay muchas creencias erróneas que pueden llevar a los padres y madres a esconder sus conductas, más bien disfuncionales, detrás de pretextos como la sobreprotección. Sin embargo es importante identificar desde dónde actuamos para desprendernos de esa necesidad de control y poder transmitir amor, sensibilidad, confianza… Así forjar una buena relación. Me parece algo sumamente complejo a la hora de ponerlo en práctica, que exige un gran trabajo personal para dejar atrás estas conductas en cierto modo impuestas por el estilo de crianza predominante.
De nou, gràcies, Hermínia, per aquest escrit.
Actualment, em considero molt afortunada pel vincle que com a nucli familiar hem pogut construir els meus pares i jo, ja que no ha estat pas un camí lineal.
Tot i això, mai està de més aturar-nos i reflexionar sobre què i qui som els uns pels altres i valorar tot el que hem pogut assolir.
Ara per ara, no tinc fills, però com a filla, comparteixo totalment les teves paraules. Per a mi ha estat essencial poder comptar amb un “safe space”, lliure de judicis, on la confiança, el respecte i la llibertat ha destacat per sobre de tot. La bona comunicació bidireccional ens ha permès millorar la nostra intel·ligència emocional en ambdós sentits.
La meva mare sempre diu: “Ningú no neix après”. I considero que té raó, tots tres hem après, a poc a poc, a ser la millor versió del rol que exercim.
Per altra banda, volia compartir el discurs que vaig sentir d’una professional de la Psicologia: explicava que ella no volia mai tenir fills. Afirmava que la seva professió l’havia fet obrir els ulls i adornar-se del gran impacte i les repercussions esdevingudes de l’estil educatiu i parental. Exposava que considerava una gran responsabilitat assumir aquest rol, la qual no estava disposada a afrontar. Per ella els riscos superaven el seu desig maternal.
Tot i compartir les seves preocupacions i comprendre el seu punt de vista, valoro que ser mare va més enllà de les conseqüències de l’educació que podem proporcionar. Opino que ser pare/mare és un privilegi, en la gran majoria dels sentits de la paraula, i que ser filla d’algú que intenta amb totes les seves forces ser el/la millor pare/mare possible també ho és.
Gràcies Herminia per aquest article, que m’ha brindat una perspectiva inavaluable sobre la criança i el suport als fills des de l’experiència i el coneixement d’altres professionals. Encara que no tinc fills, treballo amb famílies i nens en la meva pràctica professional. Aquest post m’ha proporcionat una comprensió més profunda dels desafiaments que enfronten els pares i les estratègies efectives per a ajudar els seus fills a créixer.
En l’article, s’emfatitza la importància de promoure l’autonomia i la responsabilitat en els nens, la qual cosa coincideix amb el meu enfocament terapèutic d’empoderar a les persones perquè desenvolupin el seu propi potencial i prenguin decisions conscients. A més, m’ha fet conectar amb la importància d’estar actualitzada en les millors pràctiques de criança i de continuar aprenent sobre el desenvolupament infantil i les necessitats emocionals dels nens.
En el caso de ayudar y educar a nuestros hijos, la inteligencia emocional y el autoconocimiento juega, otra vez, un papel fundamental. Como se ha dicho en el artículo: “Esto significa que para ayudar a mis hijos yo también he de trabajar en mi desarrollo como persona”, si no nos conocemos y nos desarrollamos como personas, no podremos ayudar a otros a hacerlos, ya que todo reside en nosotros. Por lo tanto, si sabemos como gestionar nuestras emociones y nos aceptamos y queremos, podremos ayudar a nuestros hijos a emprender ese proceso para desarrollar su persona poco a poco. Opino que gracias a lo anterior que he mencionado, podríamos entender muchos de los comportamientos y reacciones de nuestros padres o nosotros como padres, ya que una vez más, sigue siendo un reflejo de nuestra relación con nosotros mismos.
Ser padre es uno de los retos más complicados que nos propone la vida, no hay duda de ello. <>. Creo que esta frase resume a la perfección la dificultad que posee el ser padre. Porque tienes que aprender a estar con tu hijo -que es lo que más quieres en el mundo- y a al vez dejar que se caiga. Yo entiendo que a tu hijo quieras evitarle todo el dolor posible, porque cuando tu hijo sufre, el padre también sufre. Ahora, ¿y si fuera necesario que tu hijo tuviera que pasar por ese dolor para convertirse en una persona madura? ¿Al fin y al cabo no es así como las personas van dejando de ser niños para convertirse en adultos? Luego, muchas veces observo que los padres ejercen su rol dando consejos, siendo impositivos, juzgando al hijo y sacando a la luz su propia biografía, tal y como dices Hermínia. La finalidad con la que lo hacen es la mejor de las mejores, ¿pero surte el efecto que esos padres están buscando? Pues podemos ver que no. De hecho muchas veces generan todo lo contrario. El hijo se rebota, les chilla y se aleja. Esto lo veo en mí, y lo veo continuamente en la relación que tienen mis padres con mi hermano pequeño.
Otra cosa que me ha parecido muy valiosa es lo que comentas Hermínia de que los padres que se han esforzado para cultivar una relación de calidad con sus hijos, será más probable que las cosas no se desmoronen tanto cuando esos hijos estén pasando por la fase de la búsqueda de la identidad, o adolescencia. Y si por lo contrario, la relación que tienes con tu hijo no está tan consolidada, lo mejor que puedes hacer es centrarte en mejorarla, en vez de estar sermoneándole todo el rato por lo que no hace “bien” -bien entre comillas porque está bien o mal a juicios del padre-. Hay veces que me sale mi vena juiciosa y no me dejo de sorprender porqué motivo hay tantos padres que actúan tan disfuncionalmente con sus hijos si es evidente que solo la comprensión absoluta, el cariño o el interés es lo que provoca acercamiento. Incluso con un ejemplo tan mundano como el de un gato se puede apreciar. Los gatos que suelen ser animales bastante distantes, especialmente los callejeros, se acercan a ti solamente si sabes sostener el momento, mostrándote próximo pero sin azuzarles, sin querer sobreponer tu voluntad por encima de la suya, aceptando al animal tal y como es, aceptando que actúe tal y como él quiere. En fin, no quisiera que se le de mucha importancia a esto último, sé por encima de todo que ser padre es seguramente de lo más complicado que pueda existir y yo soy el primero que tengo muchísimo que aprender todavía.
Hola Hermínia,
Fantàstic tema el d’aquest article en què em veig reflectit com a fill i també com a cuidador de diversos nens als quals he “cangurejat” durant més de dos anys. Com n’és de fàcil saber que no cal fer i que difícil és enrecordar-se no fer-ho. Però una cosa que em fas recordar sovint és que quan te’n recordes del que cal fer, potser és més fàcil fluir amb l’instint afectiu, el més poderós de tots. Llegint els teus articles també recordo coses de la meva etapa de cuidador, en què vaig aprendre que perquè puguem fluir amb aquest instint tan poderós que comento hem de dialogar abans amb la por, deixar que flueixi i que derivi de forma natural en confiança. Per això ens hem de convidar a nosaltres mateixos a l’error, al canvi, al desenvolupament constant que ens regala la vida, amb alegries i amb penes. Després d’aquest treball personal és quan he pogut convidar a l’error i al canvi als demés i sentir el goig que proporciona l’amor, ara si, en la seva totalitat. Perquè si no estimem els errors i el patiment de l’esser que tan valorem només estem estimant i valorant una part d’aquests. Els estimem a mitges, amb condicions, amb sotmetiments… quina contradicció més gran la que cometem en el nom de l’amor. Gràcies per recordar la importancia de definir be la emoció i actitud més poderosa del món.
Hola Hermínia, gràcies altre cop per les teves paraules. Durant aquest article m’han vingut molts conceptes dels articles anteriors: la manipulació, les responsabilitats, el saber escoltar, el de la confiança, el de les pors… Les relacions entre pares i fills son sens dubte molt complexes perquè son canviants. Quan som petits depenem dels nostres pares i ells troben una comoditat en aquest rol de cuidadors. Durant l’adolescència, tal i com va dir la Laura Ruiz durant la seva xerrada, el nen ha d’afrontar molts canvis en ell mateix i dona molta importància a les relacions socials. També és una etapa d’experimentació, fet que pot ser el desencadenenant d’empitjorament de la relació amb els pares. Trobo molt encertats tots els consells que has mencionat. Per mi la pregunta clau és: com faig sentir el meu fill? És crucial doncs, que com a pares, hi hagi un treball d’autoconeixement per no estar projectant les pors. Cal ser conscients que, com tothom, els infants aprenenen també a través de l’error i que cada persona crea el seu propi camí i decideix per si mateixa. Altre cop tornem al tema de ser responsable de nosaltres mateixos i no ser responsables de com els altres viuen els nostres actes. Així doncs, quan l’infant creix, els pares han de ser conscients que aquesta relació que abans era de dependència poc a poc deixa de ser-ho. I això s’ha d’acceptar, per tal de responsabilitzar-se del nou rol sense recaure en la sobreprotecció o les pròpies pors. Finalment, volia afegir que la comuniació pot ser una eina de gran ajuda. Que els pares comuniquin com es senten, que demanin als seus fills què necessiten d’ells, que es facin pactes en els que les dues parts guanyin pot ser una manera de forjar una relació de confiança.
M’agradaria citar un tros d’una cançó que el Marcel Làzara va escriure per la seva filla i diu : “Canta i plora, riu molt, vola. Compta amb mi si mai et sents sola. Lluita i explora, enamora’t, pintarem el món si es desflora. I estima el món, que la tardor, t’estima com t’estimo jo.”
Crec que és una opinió força general (a banda de casos on no és així) que com a pare/mare/cuidador sempre es vol el millor pels fills/es. Quantes vegades hem sentit la frase de “no existeix un amor més gran i profund que el que tinc cap a les meves filles?”, almenys jo moltes i no només de persones externes, també per part dels meus pares. Aleshores, com és que fins hi tot en aquests casos les relacions puguin ser disfuncionals o es veuen afectades? Crec que aquest article dona una resposta força complerta a aquest tipus de pregunta.
Crec i estic d’acord amb les idees que es plantegen sobre com afecta a les relacions paterno/materno-filials el rol de protector, salvador o guia a la vida dels fills/es i com des d’aquesta posició es creen relacions de poder i jerarquitzades on la figura paterna/materna acaba volen imposar allò que creu millor pels seus fills. Però, i segurament actualment opinió això perquè sóc filla potser quan sigui mare ho veuré diferent. Crec que és important donar espai a que els fills/es aprenguin per ells equivocant-se, fent el seu propi camí, escollint les seves pròpies decisions, etc. I com a pare/mare ocupar el rol de suport, ajudar quan es necessita i escoltar.
Per acabar, m’agradaria dir que de la mateixa manera que opino que no existeix un model a seguir per a tenir relacions perfectes en els altres àmbits de la nostre vida, també crec que ser pare/mare és una funció molt complicada i per la qual tampoc existeix una “clau de l’èxit”.
Como hija me siento identificada con esta sensación de distancia hacia nuestros padres cuando ellos intentan advertirnos y decirnos cómo tenemos que actuar intentando influir en nuestras decisiones. Si bien puedo ver que la intención es proteger e intentar evitar que cometamos errores que son prescindibles desde su punto de vista, cuando no nos dejan tomar nuestras propias decisiones y nuestros propios errores, lo que nos están transmitiendo es desconfianza.
Los padres pueden creer que nuestra manera de hacer las cosas no es acertada, desconfían de nuestra visión y nos transmiten que nosotros deberíamos ver que no es la manera correcta de actuar. A grandes rasgos resumiría lo que sucede como que los padres se toman de forma personal, aspectos que realmente no tienen nada que ver con ellos. Pienso que esto puede suceder en muchos tipos de relaciones, pero que en el vínculo padre/madre-hijo/hija esta sensación puede ser mucho más acentuado por esa visión que se tiene de los hijos como propiedad.
En definitiva, opino que la relación padre/madre-hijo/hija puede ser muy complicada, pero a la vez es una oportunidad muy grande de desarrollo personal de ambos y que nos permite ponernos a prueba, aprender y crecer.
Si transmito a mi hijo que quiero que lo haga a mi manera, si no lo hace puede sentir que me está defraudando, y no solo generarle tensión por tener que cumplir con mis demandas, sino, además, que si no lo consigue de alguna manera me está “fallando”. Peor incluso cuando además el no conseguirlo viene acompañado de reproches o acusaciones.
Para variar (lo he pensado al reflexionar sobre varios artículos del blog), parece que estamos muy centrados en lo que NO funciona de la relación, lo que no supone una dificultad para poner la atención en lo que SI funciona y potenciarlo o utilizarlo en favor de la solución. Estamos muy centrados en las consecuencias negativas y en quejarnos y lamentarnos.
Al final creo que la clave está en confiarles a los hijos la responsabilidad de su vida y sus decisiones, en no querer tomarlas desde nosotros y nuestras experiencias porque son NUESTRAS. Aunque asuste hay que hacer un viaje a la propia consciencia para saber desde donde nos estamos relacionando con ellos y tomar nuestra parte de responsabilidad en las dinámicas que se han establecido, e incluso nuestra parte de responsabilidad en cuales son sus acciones y reacciones.
Aún no soy madre pero siempre he dicho que me gustaría serlo. Sin embargo, cada vez más tomo consciencia de la gran responsabilidad que esto conlleva, y de que, aunque ser madre/padre no venga con un manual de instrucciones, todos nosotros deberíamos tener un mínimo de sabiduría a cerca de como educar a una personita. Es complejo saber qué tipo de educación es la mejor, es complicado saber qué herramientas si y cuales no. Pero, coincido con Herminia en que se debe educar desde una gran sensibilidad hacia sus sentimientos y lo que realmente es importante para ellos, y un interés genuino, cálido y autentico por ellos y sus vidas.
Por último, destacaría la frase de que “para ayudar a mis hijos yo también he de trabajar en mi desarrollo como persona”. Al igual que para ser profesional de la psicología debemos estar trabajados, tal y como nos recomendaron en el Prácticum, para ser padre también debería ser recomendable ese trabajo en el desarrollo como persona, para poder dirigir el desarrollo de los primeros años de vida de otra personita como es un hijx.
Gracias a este artículo he podido profundizar y entender mucho más que es la manipulación, y desde donde se manipula. Me ha llamado muchísimo la atención esa relación entre la manipulación y la falta de responsabilidad en nuestras emociones y sentimientos. “Cuando no reconocemos nuestras emociones, podemos incurrir en la manipulación de los demás”, he relacionado esta frase con el autoengaño, con el llegar a creer que esas emociones no son nuestras, no las sentimos y actuar desde allí.
Me gustaría destacar los sentimientos que acompañan a la persona que es manipulada, que son la vergüenza y la culpa. Considero que ambos son muy poderosos porque son sentimientos que nos llevan a escondernos y a dejarnos en segundo plano. Y desde allí es muy difícil romper con la manipulación.
Por último, me ha llamado la atención que cuando tomamos una decisión para complacer a alguien lo estemos haciendo por empatía y por miedo a la vez. Me sorprende que puedan convivir la empatía con el miedo rechazo, ya que me parecen conceptos muy distantes. Cuando existe miedo al rechazo no podemos ser cien por cien nosotros mismos, es por esa razón que si tomamos una decisión solo para complacer a alguien nos resultará difícil estar en paz con nosotros mismos.
La actitud de nuestros hijos es un reflejo de nuestro liderazgo como madres y padres. Con esta frase se me ha venido a la cabeza un pensamiento, si mi hermano y yo tenemos los mismos padres, porque tenemos maneras de actuar tan diferentes, no nos sacamos más de 3 años, ¿en que momento mis padres decidieron actuar distinto con mi hermano que conmigo? Por tanto, creo que la actitud no solo un reflejo del liderazgo de mis padres, más bien un cúmulo de cosas, entre ellas el como nuestros padres nos educaron. Pero bueno igualmente criar a un hijo me parece de lo más complicado y como no he tenido ninguno, no puedo decir que lo haría mejor.
En unos años estoy segura que leeré el artículo con otros ojos. Hoy, opino que sin una buena relación, con una base en la confianza, comunicación y respeto, no se puede ayudar a nadie. Primero, porque el que “necesita ayuda” no va a quererla, y entonces ayudarlo será imposible, y luego, porque el “ayudante” no tendrá las herramientas necesarias para poder hacer algo útil. Es impactante cómo nuestra actitud en una relación puede determinar tanto como se va a relacionar la otra persona con nosotros. Con los hijos esto es muy difícil, porque nos nace ese instinto protector, porque queremos lo mejor para ellos. Pues yo, si algún día tengo hijos, voy a intentar ceñirme a este artículo porque es lo que quiero ser como madre, y lo que no he visto de hija. Y sé que los patrones educativos se transmiten durante muchas generaciones familiares, pero si alguien tiene que cortar la rueda seré yo. Es tan simple como preocuparte por cómo se sienten las personas en vez de intentar solucionar todo, si no te piden ayuda, o intentar prevenir cualquier mala circunstancia.
Hablando con diferentes personas, me doy cuenta que, de la misma manera que hay que hacer muchas pruebas para adoptar a un hijo/a, habría que hacer una prueba para ser padres. Y por favor, ser padres es una responsabilidad, no un juego, es una decisión que hay que tomarla en frío y de manera muy meditada.
Al final del día, todo problema que nos genera tanto malestar y que nunca sabemos cómo resolver es debido a que no ponemos el foco en el sitio correcto, en nosotros mismos. Ciertamente, nos ocultamos detrás de creencias como “los demás lo hacen mal”, “es que no me quieren hacer caso”, “el problema ha empezado con el otro, no conmigo, así que yo no soy responsable”, etc. Sin embargo, estas creencias no hacen nada más que mantener o generar aún más malestar. Tendemos a poner el foco en los demás, de buscar controlarlos y que sigan nuestros ideales, de como deben ser y que deben hacer, en vez de cuestionar de donde vienen y que función tienen. Y eso pasa sobre todo con los hijos, en un intento de controlar se termina anulando su individualidad, no se les toma como seres capaces e independientes, sino como niños que aún no son pueden cuidarse por sí mismos y ser responsables, y no hay cosa más dañina que privarles de su independencia, de hacerles cuestionarse tanto a sí mismos y desconfiar de ellos.
Cuando se vive con esta mentalidad es imposible encontrar una solución, quedas estancado y no puedes avanzar. Y cuando eso pasa significa que tenemos que empezar a cuestionarnos a nosotros mismo, indagar qué es lo que nos impide dejar a los demás ser y qué es lo que dice eso de nosotros.
La actitud de nuestros hijos es un reflejo de nuestro liderazgo como madres y padres. Con esta frase se me ha venido a la cabeza un pensamiento, si mi hermano y yo tenemos los mismos padres, porque tenemos maneras de actuar tan diferentes, no nos sacamos más de 3 años, ¿en que momento mis padres decidieron actuar distinto con mi hermano que conmigo? Por tanto, creo que la actitud no solo un reflejo del liderazgo de mis padres, más bien un cúmulo de cosas, entre ellas el como nuestros padres nos educaron. Pero bueno igualmente criar a un hijo me parece de lo más complicado y como no he tenido ninguno, no puedo decir que lo haría mejor.
És molt cert que ser mare o pare és una de les coses més difícils, ja que ets responsable de la vida d’una persona molt petita, i segons el que facis o deixis de fer, creixerà d’una manera o d’una altre, i pots sentir molta pressió. Com bé diu l’article, quan els pares tenen aquest sentiment de prevenir el que ja els hi ha passat a ells explicant-ho als seus fills o fins i tot prohibint certes situacions, el que estan fent és infravalorar-los i de fet, encara els hi poden fer crear més curiositat sobre allò, el que realment necessiten, de fet necessitem de petits és aprendre dels errors i dels experiències i vivències que hem passat, és la manera de que et quedi més gravat, la millor manera d’aprendre, en primera persona. I sí que és cert que moltes vegades no es fa amb cap mala intenció ni molt menys, al contrari els pares senten que estan fent el correcte, però és normal, per mala sort, perquè no ens informem lo suficient potser, o no en els llocs correctes, potser s’hauria de divulgar més els coneixements que per exemple s’exposen en aquest article.
Me parece súper complejo el papel de padre/madre. Nadie viene con manual de instrucciones y con la buena intención se pueden cometer muchos errores o se puede actuar de forma que acabe perjudicando al hijo o hija.
He conectado mucho con mi adolescencia y con mi entorno con lo de “iniciamos lo que nos parece una conversación que en realidad es un monologo, una conversación que no es un diálogo es un interrogatorio” porque he tenido esa misma sensación muchas veces.
Por eso creo que es muy importante que los padres se desmarquen de sus hijos, se diferencien y sean ellos mismos entendiendo que sus hijos también son seres individuales con otras creencias, otras vivencias, otra personalidad y otro contexto. Solo así se podrá trabajar realmente desde la empatía y los límites.
¡Enhorabuena por este post!
Creo que el artículo plantea un cambio de paradigma en la educación. La verdad es que solo en mi experiencia he sido hija y al ser hija, puede estar completamente de acuerdo que en lo que más me han fallado mis padres, ha sido el juico y el constante tienes que hacer esto. Sobre todo, cuando creces creo que lo normal es ir haciendo tu camino, equivocarse sin tener una voz que te dice te lo dije. Quizás, una vez que has aprendido esto, en vez de reñir constantemente, lo importante es apoyar. Es preferible un estoy para aquí para lo que necesites, respeto tu decisión y tiene valía. Considero, que lo más importante de tener una buena relación es que tu madre o padre, se vuelvan un soporte, alguien que te ayuda que te guía y que te enseña. Entiendo también, que des de la perspectiva de los padres tendamos a dar consejos, ya que al haber vivido más experiencias vemos donde nuestro hijo/a puede cometer el error. Pero desgraciadamente, a veces, no podemos prevenir tanto como queríamos su sufrimiento, nuestros hijos necesitan vivir la vida, y eso implica equivocarse, conociendo la frustración y el dolor, en algunas ocasiones. Nosotros delante de todo esto, le podemos dar amor, confianza, comprensión y sobre todo escucha. Una escucha lo más verdadera posible.
Por otro lado, opino que para que haya una relación bonita y sana, se necesita un componente muy IMPORTANTE, la comunicación. No obstante, para tener una buena comunicación antes es necesario incorporar elementos de confianza, no juicio y sentirse en un espacio seguro. Además de esto, creo importante ejercer un buen liderazgo y rol de padre. Diferenciando el rol de padre del rol del hijo.
Després de llegir aquest article i alguns comentaris, he vist que la majoria veiem molt clar que educar als fills de manera perfecta és impossible, però què és educar-lo de manera “perfecta”? Significa no educar-los com ho van fer els nostres pares amb nosaltres? O és “imposar” certs valors i creences? Sigui com sigui, com també s’ha esmentat en altres comentaris, educant-los amb aquestes idees al cap no farà una altra cosa que frustrar als pares, ja que segurament no ho aconseguiran, o frustrar als fills, ja que no se sentiran mai lliures del tot. És vital promoure la llibertat i creativitat dels infants, intentant no imposar res, però tenint molt present les normes i els límits que necessiten tots.
Tener un hijx me parece una de las decisiones y vivencias más complicadas de la vida. Cada uno intenta hacer y dar lo mejor de sí mismx en el momento en que se encuentra para que esa relación funcione lo mejor posible, pero hay cosas que se escapan de las manos de cualquiera y lo primordial es dejar ser.
En mi casa siempre me han dicho “nosotros hemos construido nuestra vida, ahora es el momento de que tú construyas la tuya.” Creo que es una de las mejores maneras que han podido transmitirme que confían en mí, en las decisiones que tomaré y en mi independencia como persona. A pesar de esto, nunca nada va a ser perfecto y se cometerán errores, se discutirá, existirán alejamientos, incomprensiones, etc. pero con comunicación, respeto y comprensión todo se gestiona mejor.
Està clar que la confiança es la clau de l’èxit en una relació, però quan parlem de relacions entre mares/pares i fills/es la línia entre el recolzament i la sobreprotecció és molt fina. Quan es traspassa aquesta línia és quan la relació es va atrofiant, i acaba essent contraproduent. Tinc varies amigues amb pares sobreprotectors i, durant l’adolescència, aquesta sobre-protecció va alimentar la “rebeldia”, que només genera més por en els pares, i per tant, més sobre-protecció.
Moltes vegades els progenitors, pel simple fet de ser els pares, es pensen que tenen la veritat absoluta i que la manera d’educar als seus fills és la correcta. Però si els fills tenen una actitud incorrecta, pot ser que aquesta educació no sigui tant bona com ells es pensen. M’ha agradat molt la cita que l’Hermínia ha redactat en relació a això. Aquesta diu: “La actitud de nuestros hijos es un reflejo de nuestro liderazgo como madres y padres” .
Al cap i a la fi, donar eines per a que els fills puguin experimentar i desenvolupar-se és la manera més enriquidora d’aprendre, ja que ho viuran en primera persona i ja se sap que així les coses s’integren millor (encara que en generacions anteriors això no semblava que fos vàlid).
Yo no soy madre pero creo que me pasará cuando lo sea. Al final los padres quieren lo mejor para los hijos, intentan “controlar” sus vidas para que no se salgan de la “normalidad” o del camino establecido por la sociedad, así como sobreprotegiendolos, para su bienestar. Al final creo que en parte son inseguridades de los padres, en querer que su hijo sea perfecto o miedo a que le pase algo a sus hijos, y por eso actúan de esta manera. Entiendo que cuando tenga hijos no seré la madre perfecta y no querer por nada del mundo que le pase nada a mi hijo, pero si que pensare que le puede pasar algo tanto si esta junto a mi como si esta por ahí con sus amigos, son cosas que no puedo controlar.
La verdad es que nunca me he planteado tener hijos, y seguramente, no sepa cual es el sentimiento de un padre/madre hacia ellos. Ser padre no es una tarea fácil, y educar a los hijos de la mejor manera a veces se puede hacer cuesta arriba. Aun así, creo con certeza que el hecho de tener un vínculo seguro con los hijos es esencial para poder ayudarlos de la mejor manera.
Me parece interesante el hecho de que les dejemos ser y vivir de la manera que ellos decidan. En vez de imponer nuestra manera de ver las cosas,es de gran importancia ayudarles a gestionar las diferentes situaciones en sus distintas etapas. Haciendo esto, se podrá generar un vínculo seguro entre la relación padre e hijo.
Estoy muy de acuerdo con lo que se comenta en el artículo de la importancia de cómo se les hace sentir a los hijos. Este hecho, es muy determinante a la hora de que presenten un buen desarrollo, ya sea con los padres o con sus relaciones interpersonales. Si se les hace sentir a los hijos que sus problemáticas son irrelevantes, ellos, poco a poco, irán cogiendo distancia hasta el punto de que se generará un vínculo muy pobre dificultando así la relación y, probablemente, generando en ellos dificultades cuando se relacionen con los demás.
En el apartado del artículo donde se comenta”¿Qué podemos hacer cuando la relación no funciona?” le añadiría que es de gran importancia la comunicación entre padres e hijos. Hay que ser sinceros con ellos. Creo que la figura de padre autoritario ha de quedar atrás, ya que está jerarquía lo único que crea es ocultismos y secretismos. El hijo debería sentir a Pablo como a un igual y una persona de confianza.
Las relaciones con los padres nunca son un camino de flores, a no ser que los padres sean dos seres con un elevado grado de consciencia. Pero no es el caso para la mayoría. Pienso que las personas somos espejos los unos para los otros, y que el exterior esta ahí, para hablarte de tu interior.
Nuestros padres son reflejo de sus padres y nosotros de ellos. Y ellos se ven reflejados en nosotros. Supongo que debe ser doloroso ver en tu hijo actitudes que no te gustan puesto que de algún modo te sientes responsable de ellas y lo eres, porque tienen que ver contigo de algún modo.
Las personas vamos con niños y niñas interiores heridos que hasta que no somos conscientes de ellos y las sanamos van perpetuándose y reaccionando emocionalmente a aquello que nos toca la herida infantil. Nuestros padres también tienen su niño interior no sanado y replican conductas aprendidas de sus padres en la infancia o son las consecuencias de ellas.
La edad adulta es la etapa más importante y no porque vengan responsabilidades y deberes etc. Sino porque es la etapa en que debemos ser el papá y la mamá que no tuvimos y que deseamos tener para nosotros mismos. Debemos aprender a nutrirnos y sostenernos por nosotros mismos.
No soy madre, pero soy hija de una madre maravillosa. Mi madre siempre me dice “las personas que deciden ser padres deberían recibir educación sobre como asumir la paternidad”. Siempre pienso que tiene razón. Si alguien asesorara a los padres a comunicarse con sus hijos, a entender como han sido sus relaciones con sus progenitores, a saber como gestionar sus propias emociones y no proyectar sus miedos o inseguridades hacia sus hijos, quizá muchos de ellos valorarían si están o no en un buen momento para asumir esa responsabilidad.
Ojo! No hablamos de buscar a padres y madres “perfectos”, hablamos de que los padres sean conscientes de que implica traer al mundo a un hijo y dispongan de herramientas para poder procesar un evento vital como este. Por ejemplo, podemos empezar a eliminar algunos mitos como “el amor por encima de todo” en las relaciones paternofiliales. Creo que debemos enseñar a los padres y a los hijos a aprender a poner limites, a que no todo está permitido y que no todo se debe perdonar por el mero hecho de ser familia.
Yo puedo decir que tengo la suerte de que mi madre siempre ha confiado en mi propio juicio, ha respetado mis decisiones y siempre ha estado dispuesta a escuchar y validar mis emociones. Pero también ha tenido fallos, me ha transmitido algunas inseguridades, ha abusado de la sobreprotección, etc… Ella tuvo depresión postparto y en aquel momento, únicamente la medicaron, pero nunca le enseñaron a canalizar sus emociones, a relajar su autoexigencia o dejar de lado ese rol de “salvadora” que se había autoimpuesto por la misma presión social. Hoy en día si es consciente de todo esto, pero en aquel momento no lo era. Por eso siempre me transmite que le hubiera gustado disponer de herramientas psicológicas y emocionales para poder gestionar una situación tan intensa como es traer a la vida a otra persona.
De a veces los padres se posicionan en el yo se que es mejor para ti, pel fet que tenen mes experiencia amb la vida. El meu pare no volia que estudies psicologia perque deia que era una carrera sense surtides i que estudies algo mes serios com medicina. El cas es que els pares venen d’una generacio diferent a la nostra, amb una mentalitat que de vegades queda fora de context. Quan ell era jove havia crescut en un poble amb pocs recursos. La mentalitat era estudiar per sobreviure i marxar del poble. Avui en dia, i en el context on visc, el meu objectiu ja no es purament per guanyarme un sou, sino que tambe es part del meu projecte de vida, algo que em motiva i em faci florir. I es mes, el desprestigi que tenia la psicologia abans no es el mateix que el dara.
Per aixo crec important que els pares confiin en les desision de les seves filles.
Este artículo me ha ayudado a comprender mejor la situación en la que se encuentra mi paciente de prácticum. Ella, desde la necesidad de aprobación siempre ha hecho lo que sus padres consideraban correcto.Ahora, y gracias al proceso que estamos llevando a cabo, está tomando consciencia de muchas cosas, entre ellas, que quiere ser ella quien lleve el timón de su vida. Ahora no necesita que le digan qué debe hacer, ahora solo necesita, como ella dice “un abrazo”. Y es que, ahora que se está encontrando y se está permitiendo pensar por ella misma, se siente coartada de libertad de decisión, siendo sus padres injusto y impositivos con ella. Y como en el artículo, , ella se aleja, se anticipa a que no la van a comprender y acaba por no querer comunicarse con ellos. Es entonces cuando comprendo que, gran parte de responsabilidad en este vinculo recae en los padres y el “gran proyecto de su vida” que supone transformar ese vínculo que no ha sido cuidado hasta ahora, desde el respeto, la libertad y el cariño. Y es que al final, como menciona el artículo, son los padres los que dejando a un lado el ego, deben cuestionarse ¿Quiero realmente comprender a mi hijo? ¿Qué implicaría comprenderlo? ¿Qué tendría que cambiar si lo comprendo? ¿Estoy dispuesto a cambiar para poder aceptar lo que comprendo? Solo des de el amor, la escucha sin juicio y la voluntad de comprensión es como se consiguen los grandes cambios.
Considero muy importante el tipo de relación que se mantiene entre padres e hijos. Una buena relación comporta confianza y por ende dar lugar al diálogo para poder ayudar a los hijos en sus problemas.
Tanto las relaciones de sobrepotección como aquellas de indiferencia hacia los hijos comportan la ruptura o el daño de ese vínculo. De esta manera es imposible que haya comunicación.
Como hijos a veces es difícil perdir ayuda por los daños que podamos causar a nuestras padres emocionalmentehablando, sin embargo, si ellos nos entienden y comprenden nuestros sentimientos, es más fácil dar pie a pedir esa ayuda.
Tener esa libertad y confianza de poder explicar cualquier cosa es lo más valioso en las relaciones pades-hijos.
En el curso emocional que imparte Herminia, comentó, que hoy en día los padres sobreprotegen a los niños y esto, indirectamente les esta diciendo que no están confiando en sus capacidades y por lo tanto, los niños tampoco confiarán en las suyas propias. Pero obviamente, los padres optan la posición de sobreprotección por que creen que es lo mejor para sus hijos con el propósito de ayudarles. Muchos padres se deben de preguntar como pueden ayudar a sus hijos y este post les puede ser de gran ayuda. Me ha parecido muy interesante que se plantee posibles soluciones a esta gran pregunta, que están muy enfocadas a la diferenciación y a la co-relación, “si me quiero te podré querer”, “si me perdono, te podré perdonar”. Después de leer el post, he comprendido que a veces el foco de cambio, de atención, se pone en los hijos y, en realidad, tiene que empezar por el de los padres. Esto me ha recordado a una frase que tengo muy presente, que es la siguiente: Para querer bien hay que quererse bien y para cuidar bien hay que cuidarse bien.
En primer lugar, agradecerte este artículo tan bonito. Yo no soy madre, pero me ha permitido conectar mucho con la mía, con el “de donde” emergen sus acciones, sus sentimientos. Me ha hecho abrir los ojos y a “humanizar” a mi propia madre, en el sentido de que también es una persona con sus miedos, preocupaciones, que se debe trabajar y que no dependen de mí. Me costó mucho tiempo darme cuenta de esto. Es por eso, que considero fundamental basar la relación en la confianza y aceptación incondicional, dejando a un lado nuestras inseguridades y miedos para no proyectarlos en nuestros hijos. Los valores que elegimos como propios, serán la base donde se sustentaran las relaciones que formemos.
Pese a estar enfocado a la relación entre padres e hijos, este texto refleja cualidades, errores y reflexiones que pueden ser transversales en todo tipo de relación.
Como en todo tipo de vínculo, la clave de cuidar a la persona es mediante el cuidado de la relación con ella. A menudo nos pasa que damos las relaciones por sentadas y caemos en la rutina diaria caracterizada por un conjunto de actividades cotidianas que hacen que las relaciones se vuelvan monótonas. Llegar a este punto es natural y aún más cuando de relaciones estrechas se trata como la de unos padres con sus hijos o una pareja que convive unida. Sin embargo, que la cotidianidad sea algo normal, no significa que por ello tengamos que dejar de cuidar nuestros vínculos y ahí es donde radican muchos conflictos interpersonales, del no cuidar las relaciones. Gracias Hermínia por los tips que nos ofreces para saber cuidar mejor nuestras relaciones, muy útiles si en un futuro soy madre y sino, mientras tanto, los procuraré aplicar al resto de mis vínculos cercanos.
No puedo hablar como madre pero sí como hija. No sé si algun dia querré ser madre o no pero varias veces he tenido ese debate mental. Ser padre no viene con manual pero ojalá todos los padres pasarán por revisar su comunicación y sus valores a partir de leer este artículo. Gracias al cielo tengo una madre maravillosa que desde pequeña ha respetado mis límites y mi vida como mía. La base de cualquier relación es la comunicación y más si es con nuestros hijos, debo decir que empatizo con aquellas madres que comentan que al final pierden los papeles y no saben como gestionar la situación, probablemente en según que puntos a mi también me pasaría porqué no dejamos de ser humanos.
Hay un pequño punto que une padres y psicólogos y es el deconstruir ese rol de salvador, mi hijo no es mi propiedad ni mi futuro, no soy un experto en mi hijo, el experot en él, es él y como experto tendrá también cosas que no sabre de él y eso no significa que mi hijo no confía en mi. Respetar los espacios y ofrecer confianza me parece la base para una relación sana.
Me parece un artículo genial que sin duda pasaré a familiares míos que tienen hijos que empiezan a adentrarse en la etapa de la adolescencia.
Para poder ayudar a otra persona , como bien dice Hermínia, la base será el tipo de relación que se ha construido y el primer paso será preguntarte si realmente es una relación de apoyo o de sobreprotección.
Es curioso como con el miedo cambiamos nuestra forma de ser en una relación para proteger y protegernos de un supuesto peligro o riesgo. Cuando tenemos este miedo hacía la situación o actuación de alguien, ¿hasta qué punto estamos confiando en sus herramientas y habilidades?
Las preguntas sobre los factores que impiden y generan una relación de ayuda me han hecho reflexionar frente a relaciones familiares y amistades que mantengo en este momento y me ha hecho cuestionarme la relación construida con mis padres y a su vez, de qué manera la estoy reproduciendo.
Es otro artículo donde se pone énfasis en aquello que es importante y a veces no valoramos o cuestionamos: saber reconocer mis emociones y la de los demás, empatizar en vez de simpatizar, escuchar sin responder, respetar el espacio de la otra persona, confiar, no juzgar, evitar dar lecciones sobre nuestras experiencias (ya que anteponemos lo nuestro a lo suyo) y comprender a la otra.
No tengo hijos, así que mi punto de vista es de ser hija, y que importante es crear un clima de confianza y un vínculo que permita comunicación.
Una amiga mía tiene una relación disfuncional con sus padres, ellos desde el miedo proyectan inseguridades en ella y llegan a ser injustos, impacientes e impositivos. Como en el artículo, ella se aleja, se anticipa a que no la van a comprender y acaba por no querer comunicarse con ellos. La relación cambia totalmente cuando los padres muestran comprensión y confianza, no juzgan y son un punto de apoyo; lo he observado en otra amiga con la que puedes ver como ella le gusta hablar con ellos, como realmente están ahí cuando lo necesita y la comprenden; es precioso.
Los padres son personas de referencia muy importantes y hay muchos que no son conscientes del alto nivel de influencia que tienen sobre sus hijos, como sus acciones condicionan y como la manera de comunicarse puede afectar a su relación.
Aquest article m’ha fet reflexionar sobre la importància de la llibertat i de la confiança cap als fills.
Referint-me al concepte de llibertat, crec que és molt important educar als fills de manera que puguin desenvolupar un pensament crític. D’altra manera, si eduquem des de la submissió o des de la necessitat d’agradar, estem privant-los de llibertat.
Sentir-se rebutjat, criticat, o jutjat pels pares, els portarà a sentir-se així amb les altres relacions i a relacionar-se amb por a mostrar-se tal com són, en comptes de relacionar-se des de l’acceptació cap a un mateix. Per tant, com a pares, crec que és molt important ser conscients que no per tenir els mateixos gens significa que els fills hagin de pensar o ser de la mateixa manera. D’aquesta manera, es crearà un espai d’acceptació i confiança que portarà a una relació paternofilial sana.
A muchos padres les pasa que se generan unas expectativas muy elevadas de lo que tienen que ser sus hijos. Y finalmente se olvidan de ver realmente y descubrir quién es realmente su hijo. Sería interesante poder establecer un rol de acompañamiento y un vínculo seguro. Me encanta la idea de poder ser cálidos, justos y respetuosos con la identidad de los hijos y no ser posesivos ni jueces, ya que es así como la relación verdaderamente podrá funcionar.
Es super importante fomentar la independencia en los hijos porque eso les transmite una sensación de capacidad y de confianza en ellos y en su criterio.
Me ha gustado mucho la idea de motivar a los padres a que se revisen su forma de vincularse con sus hijos, en lugar de poner todo el peso en el comportamiento juzgado como erróneo de los hijos.
Solo puedo hablar de la posición de hija en este aspecto. Me parece sumamente importante el tema crear un buen vinculo. El vinculo entre padres e hijos tiene muchos factores, pero me parece muy importante el de la confianza. Recuerdo a mi madre ganarse mi confianza, lo hizo confiando ella en mi, haciéndome sentir como una persona autónoma, con derecho a tener mis propias ideas y tomar decisiones.
Coincido totalmente en que lo más importante es crear una relación sólida con los hijos generando un vínculo de confianza desde el que poder construir relaciones de apoyo, aceptación y amor incondicional. Es interesante ver cómo nos fijamos en las relaciones padres-hijos disfuncionales cuando sería mucho más rico tomar como ejemplo aquellas relaciones armoniosas que pueden servirnos como modelo a seguir. Las relaciones humanas necesitan de confianza, apoyo y respeto. A menudo con los hijos el miedo a que les pase algo o el miedo a equivocarnos lleva a los padres a imponer sus criterios, su amor-miedoso.
Me parecen muy acertadas preguntas tan claves como ¿de verdad quiero comprender a mi hijo? ¿Qué implicaría comprenderlo? ¿Qué parte depende de mí? Estas preguntas requieren honestidad, capacidad de introspección, sinceridad y sobre todo mucho amor.
Educar a los hijos desde el amor y el respeto requiere madurar como persona, es un camino que ser recorre junto a ellos, pasando desde una vigilancia atenta a una confianza plena en sus recursos. Es una tarea que requiere un compromiso cada día.
Considero muy importante el tipo de relación que se mantiene entre padres e hijos. Una buena relación comporta confianza y por ende dar lugar al diálogo para poder ayudar a los hijos en sus problemas.
Tanto las relaciones de sobrepotección como aquellas de indiferencia hacia los hijos comportan la ruptura o el daño de ese vínculo. De esta manera es imposible que haya comunicación.
Como hijos a veces es difícil perdir ayuda por los daños que podamos causar a nuestras padres emocionalmentehablando, sin embargo, si ellos nos entienden y comprenden nuestros sentimientos, es más fácil dar pie a pedir esa ayuda.
Tener esa libertad y confianza de poder explicar cualquier cosa es lo más valioso en las relaciones pades-hijos.
Desde siempre me ha gustado todo los temas de psicologia relacionados con la familia. Creo que la familia es el entorno y el contexto en el que nacemos y gracias a ellos (a nuesrtos padres) somos de una manera u otra. La manera de vincularnos, de relacionarnos, los valores, las creencias. La familia es un ámbito que a mi parecer es importante de intervenir y preguntar a los pacientes ya que creo que muchas cosas provienen de la infancia y de la familia.
Los ultimos puntos del articulo creo que son importantes para tener en cuenta:
A comprender que mis hijos no son de mi propiedad, ni son una prolongación de mi mismo
A distinguir mis necesidades de las de ellos
A escuchar sus emociones sin reaccionar ante ellas ni juzgarles a ellos
Que su necesidad de independencia no es falta de amor sino parte de su proceso de maduración personal
A perdonarme para poder perdonarlos
A ser yo mismo para que ellos puedan ser quien son
A diferenciarme de ellos. Reconocer mis sentimientos y que son diferentes a los suyos
El diferenciarse de los pequeños, el saber que ellos pueden perceibir y sentir de manera distinta a nosotros.
“El éxito reside en cómo se han sentido tratados por sus padres”. La relación que tiene mi madre conmigo es completamente distinta a la relación que tiene mi madre con mi hermana mayor. Es curioso, el otro día tuvimos una conversación muy profunda en relación a esta; tiene 27 años y la relación entre ella y su madre aún no cuaja.
Empecemos por el primer punto. Es la mayor, la que siempre ha recibido toda la atención, la primera. Fue ella, la más joven, la que vivió de cerca y más conscientemente la ruptura de mis padres. Ella estaba más presente, que mi hermana pequeña y yo, en las discusiones y dramas constantes. Desde ese punto de insatisfacción, se rebeló. Decidió rebelarse en contra de la escuela y en contra de todo; pasó de ser una niña feliz a una niña enfadada (“un buen día, dejamos de reconocer a nuestros hijos, nos los han cambiado, ¿Qué está pasando?).
Mis padres, por miedo a implicarse en exceso y en parte por aceptar sus propios errores, decidieron hacer como si nada, como si la separación hubiese sido algo completamente ajeno a la educación que había recibido. Como si todos aquellos gritos no hubiesen afectado su psicología ni a la relación que ella tenía con el mundo. Seguramente tuvieron miedo de conectar con esa culpa y de enseñársela a la niña, de pedir sinceramente “perdón”, de hablar abiertamente de ello sin declarar culpables o posiciones como mecanismo de defensa y de protección. No quisieron escuchar a la niña que no entendía qué había pasado entre ellos ni tampoco entendía por qué actuaba así. Necesitaba ser escuchada, pero no sucedió. Para ellos era más fácil estar “en contra” que “a favor”, era más fácil recriminar el comportamiento que escuchar lo que le pasaba y necesitaba. La dieron por perdida hasta el día de hoy (“en lugar de acercarnos a ellos para poderlos ayudar vamos logrando que la brecha entre nosotros y nuestros hijos se haga cada vez mayor”).
Muchas veces he oído decir a mi madre que la relación con su hija mayor está rota, y viceversa. Ambas saben que hay un amor profundo e incondicional, pero no saben muy bien cómo acceder a él. Hace mucho que las puertas se cerraron y no encuentran la llave para abrirla. Yo viví la situación de forma distinta. Tengo 4 años menos y viví aquello sin enterarme mucho, más en segundo plano. Mi rol era distinto. Mi madre se comunicaba conmigo desde la aceptación porque mi conducta no era de rebelión, sino más bien pasiva y educada. Por eso nos llevamos bien, porque no hay rabia ni dolor en medio, porque siempre me ha respetado y nunca me ha recriminado mi forma de ser, porque siempre me he sentido aceptada y querida y por eso para mí es muy fácil encontrar esa brecha con la que abrir y acceder a mi amor por ella.
Mi madre ha dicho muchas veces; ¿Qué hago para ayudar a X? y muchas veces he oído a mi hermana decir: “es que no me escucha”- completamente enfadada, frustrada, y resignada. Pero, quienes están hablando, mi madre y mi hermana actuales, o mi hermana y mi madre de hace 10 años? Aún se están relacionando desde roles pasados, desde roles que ya han demostrado no ser funcionales. Como se comenta en el texto, “crear un vínculo de confianza que permita el diálogo para ofrecer la ayuda que sus hijos precisan”, a caso se ha intentado crear ese ‘vínculo de confianza’? En qué reside la “confianza”?. Puede que el primer requisito para obtenerla sea el no-juicio. Escuchar, en este contexto, significa entender el sufrimiento del otro. Por ambas partes. Escuchar el sufrimiento ocasionado por la separación y aceptarlo por la parte responsable, así como la forma en que se gestionó la situación porque la ruptura por se ya era suficientemente dolorosa y complicada y aceptarlo por la parte que recibió tales hechos. Esa comunicación implica un nivel de maduración emocional y episódica y una reducción del ego. No se trata de protegerse a uno mismo para defender de lo que es y lo que no es. Se trata de dejar ese juego y de realmente escuchar; trascender para entender; dejar de lado tu opinión o tu imagen sobre el tema para comprender la percepción y la vivencia del otro.
Es la única opción de catarsis, de romper con patrones antiguos para empezar la relación desde la disolución, desde una nueva forma de tratar al hijo, desde una forma de entender la madre. Hasta que esta catarsis no se produzca, la relación va a sostener las mismas bases no sólidas y con ello el destino imparable va a ser el de la coalición y la guerra; la reproducción de patrones del pasado que aún no se han trabajado. Antes de entrar a debatir y a abrirse, se hace necesario dejar la rabia, la ira, el reproche y la frustración de lado para dar paso a la verdadera compasión y comprensión. Ir a la raíz del problema y sanarla. Desde ese punto, el hijo o la hija va a aceptar la ayuda del padre/madre y este va a estar satisfecho de la confianza que el mismo le otorga para incluirlo en su vida y para compartirla. “Los padres necesitan confiar en el potencial del hijo y respetar sus diferencias”, si esto se da…no tengo ninguna duda de que la relación mejora y la tranquilidad con el progenitor, el mismo que te ha dado la vida, también.
Gracias por este artículo, es un tema muuuy importante, interesante y recurrente (de manera que visibilizar y concienciar al respeto es lo mejor que puede pasar). ¡Gracias de nuevo, me gustó profundizar en ello!
Una de les reflexiones que me gustaría remarcar y que me ha surgido a partir de la lectura de este articulo es que la educación que recibimos de pequeños condiciona el cómo seremos en el futuro. Según los valores que nos inculquen, la manera de educarnos que implanten nuestros padres creceremos siendo de una forma u otra. Considero que las inseguridades e incertezas de los padres pueden llegar a marcar a su hijo condicionándolo en el futuro. Nunca he estado de acuerdo con esos padres que castigan constantemente a sus hijos y no les dejan hacer lo que la mayoría de sus amigos hacen. Obviamente creo que la disciplina es necesaria pero siempre que sea justa. Al final lo que se consigue con este tipo de conductas es que los hijos realicen lo mismo que sus amistades pero ocultándolo a sus progenitores, algo que es mucho peor y menos agradable. Pienso que una de las frases que se encuentran en este post: “reconocer los sentimientos y diferenciarlos de los de mi hijo”, es de gran importancia y explican muy bien este hecho. Que tengas ciertas inseguridades, dudas, preocupaciones, sentimientos no quiere decir que tu hijo también los tenga y es por eso que no es sano intentar inculcárselos ya que puede afectar su desarrollo y crecimiento personal.
Como ya sabemos, el contexto y el desarrollo familiar son aspectos muy importante en el desarrollo de los niños y en estos es de gran importancia establecer una buena relación. Leyendo este artículo como hija y no como madre, valoro la dedicación y el amor brindado por mis padres en todo momento, desde el respeto y la autonomía. No hay ningún manual que nos explique ‘’cómo ser buenos padres’’ y encontrar una balanza puede resultar en algunos momentos una tarea difícil. Aún y así, este artículo nos invita a reflexionar algunos aspectos sobre estas relaciones que pueden resultar muy útiles.
Personalmente, me parece muy acertado el punto ‘’Se necesita mucho coraje y valentía para escuchar ciertos sentimientos sin que aparezca el rol de “solucionadores, salvadores y protectores” que la mayoría de padres llevamos dentro, sin ser conscientes de que estamos coartando y culpabilizando a nuestros hijos por lo que están sintiendo y haciendo’’. Considero que es un buen punto para empezar a reflexionar sobre las relaciones que queremos/estamos estableciendo con nuestros hijos.
Me gustaría remarcar la importancia de como padres también aprender de los hijos. No solo ellos aprenderán de nosotros, sino que ellos también nos enseñarán a su manera. Creo que la clave de todo es la parentalidad positiva. Crecer en un hogar sin violencia, cargado de amor y respeto es clave para la vida de los niños y las niñas. Les ayuda a crecer sanos y a convertirse en futuros ciudadanos adultos, responsables y comprometidos con la sociedad. El ejercicio de la parentalidad positiva se basa en los principios de atención, orientación, reconocimiento, potenciación y educación sin violencia. Ejercer la parentalidad positiva significa respetar los derechos de los niños y educarles sin recurrir al castigo físico. Para mí, esta sería una de las bases de una parentalidad exitosa. Desde mi rol de hija, lo que más he valorado, es que mis padres respetasen mis opiniones y que me dejaran crecer a mi manera, entendiendo que no debo ser como ellos, sino que debo hacer mi propio camino.
No sóc mare i tampoc sé si en algun moment de la meva vida ho voldré ser. Però sí que seré filla tota la meva vida i puc dir que seria una meravella que totes les mares i pares es plantegessin això abans de ser-ho. Sempre he pensat que ser mare algun dia, és un acte d’altruisme pur, ja que, malgrat que surti del teu cos, aquella persona mai serà teva i l’hauràs de guiar perquè algun dia tingui una bona autonomia per marxar del teu costat. I crec que justament aquest article sap reflectir perfectament, que gran part de les pors i inseguretat que tenen els pares repercuteix moltíssim amb la relació maternofilial.
I per mi la clau de construir una bona relació amb els teus fills, és l’amor incondicional (sempre amb seny i aportant límits) però no dubtant mai, no menyspreant i generant judicis des de les nostres expectatives. Més que res, perquè l’estructura més normal és que els nostres pares siguin els nostres primers referents adults i si ells mateixos et deixen entreveure que no ets capaç de fer X cosa. Tu ja et creuràs que no ho podràs fer i se’ns farà molt difícil deconstruir aquesta creença.
Per tant, sempre he pensat que per ser mare o pare s’hauria de passar un curs sobre nocions psicològiques i afectives bàsiques, per poder construir un millor futur pels nostres fills.
Qué importante tener en cuenta todo lo dicho en este artículo… yo no soy madre, y no me puedo ni imaginar lo que ello debe implicar… Pero cuántas veces he visto conflictos entre amigas y sus hijos, o entre familiares y, he pensado: “Esta no es la forma de tratarse…”. Efectivamente, desde fuera debe ser más sencillo, pero también es cierto que a nadie le enseñan a ser padre/madre y, imagino, que las emociones, muchas veces, juegan en contra. Ciertamente, hacer el esfuerzo en no hablar desde “lo que tu crees que es lo mejor” no es tarea fácil, pero vale la pena el esfuerzo, ya que los resultados son muy satisfactorios. Este artículo debería ser de “lectura obligada” para muchos/as de nosotros/as, es una muy buena guía para entender un poco más la cuestión del trato con los hijos.
Es demasiado común la idea que tenemos en esta sociedad de que tener hijos nos va a servir para hacer lo que nuestros padres no hicieron con nosotros. Será inevitable la frustración cuando nos demos cuenta de que los hijos no van a crecer siendo lo que queremos que sean. Debemos dejar que crezcan siendo ellos mismos promoviendo su creatividad y originalidad, intentando evitar las directrices estrictas sobre las decisiones del futuro y sus gustos. Personalmente, opino que no hay valor en ver como un hijo/a es el doble pequeñito de su padre/madre, porque esto suele ser debido a que el progenitor ha impuesto sus gustos en sus hijos. Este artículo es de gran utilidad, sinceramente, para gran cantidad de gente que quiera tener hijos y tengan expectativas de como van a ser.
Creo que este artículo es muy interesante de leer tanto para alguien desde el rol de padre o madre como desde el rol de hijo o hija. Muchas veces al relacionarnos con nuestros padres o ellos con nosotros, nos quedamos en nuestro marco de referencia y no tratamos verdaderamente de comprender al otro o de entender cómo este se está sintiendo o se puede llegar a sentir con nuestros comentarios, comportamientos, etc. Por eso creo que intentar comprender al otro es esencial para una buena relación. También es muy usual escuchar frases del tipo “te lo digo por tu bien” o el típico “ya te lo dije” por parte de los padres, y aunque sus intenciones sean buenas y traten de ayudarnos, como dice el artículo comentarios de este tipo acaban teniendo el efecto contrario y hacen que los hijos se distancien más y eso perjudica la relación. Me ha parecido muy interesante el último punto del artículo en el cual se exponen diferentes aspectos importantes a tener en cuenta para que esta relación de los padres con sus hijos sea mejor porque aunque a veces nos parezcan cosas obvias, en la práctica de la vida real acaban olvidándose y sería interesante trabajarlas.
Este artículo invita a reflexionar sobre algo que no he experimentado pero sí he visto en mis padres y es el querer ser tan buen padre o madre como se pueda, pero creo que como ya se ha dicho en otros comentarios, no hay forma de serlo ni hay un manual para ello. Aún así, muchos de los puntos que se mencionan son importantes para tenerlos en cuenta y poder tener una relación más proxima y a la vez libre entre padres e hijos.
Me ha encantado la frase final. “A ser yo mismo para que ellos puedan ser quienes son”.
A veces, tal y como se expone en el articulo, la necesidad de los padres de alejar y ahorrar el sufrimiento de sus hijos lo que hace es el resultado contrario. Cuando esto sucede, muchos sienten que no pueden experimentar y acaban alejándose de sus padres. La mayoría de las veces, no necesitamos un consejo si no una esucha sin prejuicios.
Esta lectura me ha hecho reflexionar acerca del poder de la relación materno/paterno-filial y, sobre todo y de la importancia que la confianza tiene en ésta.
También me gusta la distinción que Hermínia hace en el tipo de relación al decir que ha de ser de apoyo pero no de sobreprotección, una actitud esta última alimentada, para mí, por el miedo. De hecho, acerco el modelo materno que he recibido al de la sobreprotección y aunque soy consciente que lo que se me ha transmitido ha sido con amor y desde la preocupación por mi bienestar, diría que las/os hijas/os lo recibimos con agobio y, en consecuencia, tomamos distancia y la relación pierde en confianza.
Para nutrir la relación madres/padres-hijas/os considero fundamental que las madres/padres confíen en los criterios y decisiones de las/os hijas/os sin pretender controlar, lo cual a mi juicio es uno de los mecanismos involucrados en la sobreprotección.
Por último, para cambiar esta concepción del rol materno/paterno considero de vital importancia realizar los aprendizajes que Hermínia propone en la última pregunta del artículo, especialmente el “comprender que mis hijos/as no son de mi propiedad ni una prolongación de mí”.
Muchas gracias, Hermínia, por esta invitación a una reflexión tan necesaria.
Ser mare o pare deu ser una tasca difícil, havent de controlar l’impuls de protecció en tot moment cap als fills. Molts pares i mares els costa entendre que no poden estar en tot moment guiant i decidint pels/les seus/ves fills/es, ja que aquests/es hauran d’aprendre a decidir per ells/les sols/es i a equivocar-se. Crear un bon vincle de confiança beneficiarà a tots dos costats, fent que la comunicació flueixi en ambdues direccions sense que calgui forçar-ho.
Com ha comentat una companya, en un futur potser tenim l’oportunitat d’acompanyar a famílies que vulguin millorar la qualitat de la relació entre ells, i poder ajudar-les serà una feina més que enriquidora.
Reflexionando des del rol de hija e intentando ponerme en el rol de futura profesional, me hace tomar consciencia de la importancia, una vez más, que tiene la frase “para ayudar a mis hijos yo también he de trabajar en mi desarrollo como persona”.
Por suerte, poco a poco pedir ayuda es una echo que se va normalizando y me emociona pensar que en un futuro podré acompañar a padres y madres para que puedan llevar a cabo un mejor desempeño de su rol.
Acompañar a famílias para que aprendan a tomar consciencia y puedan mejor la calidad de la relación me parece sin duda, un trabajo muy enrriquecedor e importante. Poder leer estos artículos me ayuda a confiar aún más en mi profesión y me facilita herramientas y estrategias para poder acompañar y acompañarme cada vez más y mejor.
Me ha gustado mucho la invitación a reflexionar de la pregunta ¿Como le has echo sentir? a través de esta podemos darnos cuenta hasta que punto conocemos a nuestro hijo comparando como creemos que se siente y como se siente en realidad con respecto a nosotros y el rol paternal, y como es nuestra relación con él. Por otra parte, el desarrollo de la confianza en su potencial venciendo al miedo que lleva a la sobreprotección para poder brindarle un apoyo y ayudarle generar su independencia y autosuficiencia.
En este caso, he leído el artículo desde el rol de hija ya que, de momento, no soy madre.
Creo que es una de las mayores responsabilidades que te da la vida y nadie nace enseñado y en este caso, mucho menos con un manual para ser el mejor padre/madre ni el mejor hijo/a.
La clave está, como bien dices Hermínia, en la pregunta ¿Quiero realmente comprender a mi hijo? Ya que muchas veces, tanto en el rol de padres como de hijos, tenemos la tendencia a todo aquello que nos resuena, pasarlo al otro.
Es decir, a veces somos nosotros mismos quien no nos comprendemos, quienes no sabemos qué queremos o a dónde queremos ir y pasamos estos miedos y/o inseguridades a los hijos o viceversa, sin cuestionarnos realmente aquello que en ese momento sentimos, aquello que hacemos y decimos, por tanto, creo que primeramente, para tener una buena relación con los demás, sobre todo cuando hablamos de padres a hijos, ya que es uno de los primeros vínculos y más importantes, hemos de tener en cuenta aquello que sentimos nosotros y ser consecuentes con aquello que decimos, hablamos y hacemos para poder transmitir valores, enseñanza y respeto en nuestras relaciones más primerizas como son en este caso padres e hijos.
Este artículo me ha pensar en la relación que he tenido con mis padres para ser quien soy. Me hizo recordar cosas que hacía a los 10 años como salir y solo avisando dónde iba a estar, recuerdo que mi hermana menor me decía pero hay que pedir permiso y yo le respondía no solo le avisamos y con tono seguro y funciona. Pero en el fondo estaba muerta de miedo que me detuvieran y me hicieran ver lo chica que era. También viene a mi mente las veces que estaba en las conversas familiares, todos adultos menos yo y mi hermana menor, y de repente dabamos uestra opinión y siempre había escucha y sino mi madre legitimaba ese espacio.
Recordar me hace ver cómo siempre buscaba la respuesta de mis padres a estas decisiones o acciones
que realizaba, sino había ninguna lo que sentía era cofianza y veo que hoy si confío en mí en otros es producto de esas experiencias.
Los padres son la base fundamental del desarrollo en habilidades y actitudes de cada persona, y el miedo que puedan sentir me parece algo necesario si te ayuda a potenciar lo anterior.
Nadie enseña a ser padre, por ello encuentro muy potente estando en ese rol la invitación a cuestionarnos ¿realmente quiero comprender a mi hijo? ¿qué quiero para mi hijo? ¿para qué quiero eso? ¿realmente lo quiero para él?, siempre tener la claridad en uno permite una mayor claridad en la formación de otros.
Que potente el tema para quienes somos padres y también hijos. Concuerdo con Pepi, Jimena y Rocío. No hay recetas mágicas, se hace camino al andar, pero si uno como padre no se libera de los miedos, desconfianza, rabia, impaciencia, etc, no podremos acompañar a nuestros hijos en sus aprendizajes.
Un artículo para leer permanentemente y no olvidar!
Gracias Herminia
Como bien dices los padres lo que intentan es salvar a sus hijo, sobreprotegiéndoles y tratando de guiarlos por el buen camino, pero lo que están realmente haciendo es en cierta manera que hagan lo que los padres quieran. Es cierto, que los padres tienen que procurar un bienestar de su hijo, pero esos hijos también tienen derecho a ser escuchados y poder decidir que quieren, dónde esos padres han de aprender a escuchar y no juzgar. Lo que necesitan estos niños es sentirse queridos, escuchados, comprendidos y respetados por esos padres.
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La relación creada será la clave del éxito. Está frese, como hijo me parece la más importante a tener en cuenta, para que pueda existir un buen vínculo con tus padres.
Muchas veces, nuestros padres creen que por recordarnos las veces que les han salido mal cosas a ellos o incluso a nosotros mismos, nos están haciendo un bien , orientándonos en el camino correcto, pero la realidad es que eso únicamente genera presión y enfrentamiento, ya que no deja de ser una manera inconsciente de cohibirnos. Cuando para un hijo, saber que cuenta con el apoyo y la confianza de sus padre para algo, es el mayor motor y la mayor seguridad que puede tener. Y es esto lo que deberían de tratar de transmitir nuestros padres con cada interacción, comprensión y apoyo a pesar de su preocupación.
Tal y como se comenta en el artículo, para poder ayudar a otra persona la base será el tipo de relación que se ha construido y el primer paso reside en preguntarse si realmente es una relación de apoyo o de sobreprotección. Es interesante ver como el miedo puede moldear nuestra forma de comportarnos para proteger y protegernos de un supuesto peligro o riesgo. Pero cuando tenemos este miedo hacía la situación o actuación de alguien, ¿hasta qué punto estamos confiando en sus herramientas y habilidades? Las preguntas sobre los factores que impiden y generan una relación de ayuda me han hecho reflexionar frente a relaciones familiares y amistades que mantengo en este momento y me ha hecho cuestionarme la relación construida con mis padres y a su vez, de qué manera puedo estar reproduciéndola en mis relaciones.