
En el Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA) la persona procura crear su propia identidad a través de la modificación aparente de su imagen corporal esperando obtener una mayor seguridad en sí misma.
Su afán por conseguir la perfección tanto en trabajo, estudios, relaciones sociales, familiares, etc., hace que su vida se centre en controlarlo todo (algo imposible), tanto si depende o no de la persona la situación a controlar. Así pues, el signo externo de un TCA es la alteración de la conducta alimentaria pero el origen del trastorno se explica a partir de una alteración psicológica.
La anorexia nerviosa y la bulimia nerviosa son las manifestaciones más conocidas pero no las únicas (por ejemplo, el TCANE es un trastorno de la conducta alimentaria no especificado debido a que la persona no cumple con los criterios diagnósticos de anorexia o bulimia, entre otros). Son muchos los casos de personas que manifiestan el trastorno de diferentes formas durante su evolución; así pues, personas diagnosticadas de anorexia nerviosa pueden manifestar síntomas bulímicos durante un período de tiempo y al revés.
El TCA es de origen multicausal, es decir, no podemos hablar de que exista una única causa para que se desarrolle aunque sí existen unos factores comunes en las personas que lo padecen. Podríamos definir, a grandes rasgos, que son personas con vulnerabilidad a padecer un trastorno, con miedo al rechazo, perfeccionistas, con poca tolerancia al cambio, pensamiento rígido, miedo a madurar, baja autoestima, inseguridad y pesimismo.
A esto deben añadirse características genéticas y familiares preexistentes en la persona junto a características del medio sociocultural así como hechos puntuales que desencadenan el trastorno y factores que lo mantienen en el tiempo.
La detección rápida y temprana del TCA es fundamental para una buena resolución del problema
Así pues, es muy importante que a nivel familiar, de escuela, social, etc., si se detectan posibles anomalías en el comportamiento de la persona, del peso o conductas diferentes y poco comunes se prevenga.
No olvidemos que la persona tiene grandes dificultades para reconocer, diferenciar, aceptar, expresar y regular tanto las emociones como las cogniciones por lo que será difícil que reconozca que tiene un problema y quiera solucionarlo.
En conclusión, es importante, entre otras cosas, establecer relaciones y respuestas adecuadas y favorecedoras ante las situaciones de la vida diaria, formar nuestros propios valores, reconocer y valorar nuestras capacidades y limitaciones, como una buena forma de prevenir un TCA.
Ares Anfruns Nomen
Psicoterapeuta Institut Gomà
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