Escrito por: Hermínia Gomà
Domingo por la mañana. Niebla sobre la costa almeriense. Escribo desde el aeropuerto, de regreso a Barcelona, pasando por Madrid (los domingos no hay vuelo directo). Ha sido un fin de semana especial. He conocido grandes profesionales voluntariosos en su entrega y generosos con su tiempo que se dedican a atender a personas en situaciones devastadoras para ellas, contextos que van a marcar sus vidas profunda y dolorosamente.
¿Has vivido de cerca alguna catástrofe, o situación traumática? ¿personal o profesionalmente? ¿Qué niveles de estrés se manejan? Estos días he podido valorar la respuesta que dan estos profesionales a personas y familias en momentos terribles. Profesionales preparados, capacitados y constituidos en una red de intervención de apoyo psicosocial tanto a nivel de prevención, respuesta y recuperación frente a situaciones de riesgo colectivo, emergencias: suicidios, accidentes, atentados, catástrofes naturales o desastres provocados por la acción humana … profesionales con alta capacidad de resiliencia y dispuestos a dejar a un lado su vida para dar su apoyo en situaciones de alto nivel de estrés tanto para las víctimas como para otros profesionales que colaboran en estas situaciones de emergencia.
Ayer sábado, durante todo el día tuve el placer que acompañar a más de 50 psicólogos y psicólogas impartiendo el seminario “Emociones ligadas al trauma, trabajando desde el Coaching” en el contexto de la “Formación en Intervención Psicológica en Catástrofes” que organiza el COPAO (Colegio Oficial de Psicólogos de Andalucía Oriental). Asistieron profesionales de Almería, Málaga, Granada y Jaén. Tuve la oportunidad de trabajar directamente en mi rol de Coach con dos de estas profesionales, Carme y Pepa, que se ofrecieron para que pudiera mostrar al resto de asistentes cómo intervenir desde las emociones en procesos de Coaching Teleológico. Entre otros temas hablamos del valor de las preguntas y en estos casos, la más frecuente es: ¿Por qué?
Agradezco profundamente a Aida Herrera Pérez, Responsable del Grupo de Intervención Psicológica en Desastres y Catástrofes del Colegio Oficial de Psicólogos de Andalucía Oriental, su cariñosa acogida y la oportunidad de interactuar con profesionales tan admirables como los miembros del grupo que lidera. Y, que decir de Esther Paredes Sevilla, coordinadora de la provincia de Almería, su predisposición y actitud son admirables. Y toda mi gratitud a “Pepa de Almería”, por su inestimable servicio como cámara “improvisada” y por sugerirme la foto que os muestro al inicio del artículo. Y a todos los y las asistentes, por sus inestimables aportaciones y retadoras preguntas.
¿Por qué? ¿Para qué? son preguntas que se darán cita en el devenir de procesos traumáticos. Ambas son preguntas urgentes. Cada una de ellas nos abre las puertas a mundos diferentes, a ser observadores distintos desde lugares diferentes. En el artículo de esta semana me gustaría reflexionar sobre el efecto que pueden tener en nuestras vidas estas dos preguntas fundamentales. Y también debatir su idoneidad en función del contexto en que se realicen.
En situaciones de catástrofe es fácil escuchar: ¿por qué? No hay respuestas fáciles en esos trágicos momentos, pero parece que el cerebro sólo pueda hacerse esa pregunta con la que nuestra mente verbaliza lo que el corazón y el alma no pueden mostrar por el impacto del shock, la frustración, la impotencia de no poder cambiar el destino, la intuición de la ausencia futura que se vislumbra ya, la oscura culpa por no haber resuelto temas pendientes… Pero sobre todo, nuestra mente no para de girar por no encontrar sentido a lo que acaba de ocurrir. Es una pregunta retórica, ya que presentimos que no existe una respuesta plausible ni lógica. En esta primera fase el ¿por qué? es como decir: ¡No puede ser! Una pregunta que nace de la “no aceptación”. Es una pregunta que nos surge cuando nos dan una noticia de ruptura totalmente inesperada: cuando tu pareja te dice por la mañana, después de haber estado haciendo el amor la noche anterior, que quiere separarse. Cuando después de terminar un gran proyecto laboral exitoso, te dicen que estás despedido…
La negación de lo ocurrido, nos protege momentáneamente, amortigua el dolor. Esta pregunta se concreta ¿Por qué a mí? ¿Por qué a nosotros? La desgracia es vivida como injusta. En el fondo, nunca estamos preparados para estas inesperadas e injustas circunstancias, creemos que estas cosas sólo les pasan a los demás. Es una etapa de rabia e incluso ira, en la que no sólo no entendemos el por qué ha pasado, sino que además no podemos entender por qué nos ha pasado ahora y a nosotros. ¡No lo merecemos! ¡A veces incluso pensamos que ya le podría haber pasado a otros!
El “¿por qué?” es la manifestación de la negación de la realidad. Esta pregunta ya no nos protege. Llegamos a un momento del proceso en que no podemos seguir eludiendo la realidad, en el que necesitamos aceptar lo que ha ocurrido para poder seguir adelante con nuestras vidas. Llegamos a un acuerdo con el mundo y sobre todo con nosotros mismos. Es en ese momento que necesitamos todavía más apoyo, cuando aceptamos lo que ha ocurrido y asumimos seguir adelante. En esta etapa la tristeza es profunda y nos lleva a la introspección que nos permitirá aprender de nosotros mismos, de los demás y de la vida. Aceptar la finitud de las cosas, la mortalidad de las personas es un aprendizaje, que en nuestra cultura siempre nos sorprende.
El tiempo y la compañía de personas que nos quieren, a veces el apoyo profesional, nos ayudarán a superar el duelo y el dolor para poder convivir con esta nueva realidad y aprender de todo lo que hemos experimentado y sentido. Cuando podemos aceptar lo sucedido estamos en predisposición de realizar cambios. Cambios en nuestra manera de explicarnos el pasado y preparar el futuro. Podemos enfrentarnos a la siguiente pregunta: ¿Para qué? ¿Para qué seguir adelante? ¿Para qué ha servido?… Darle un sentido a lo sucedido nos confortará e iluminará. Empezaremos a ver la luz al final del túnel. Cuando seamos capaces de conectar con el agradecimiento ganaremos sabiduría y compasión, hacia nosotros mismos y hacia los demás. Es el ¿para qué? la pregunta que nos hará más concientes y capaces de dar sentido a nuestras decisiones y sus consecuencias. Nos hará más responsables de nosotros mismos y de nuestras prioridades en la vida.
Os invito a seguir profundizando es estos temas y como siempre a que aportéis vuestro saber y vuestras experiencias. ¡Gracias!
Hermínia Gomà
17 febrero 2013
Almería
Creo en las personas y en su enorme capacidad de aprendizaje. Trabajo con ellas desde sus fortalezas y capacidades para que puedan liderar sus vidas y lograr aquellos objetivos que se propongan.
Disfruto haciendo escuela y formando parte de un equipo de profesionales a los que admiro y de los que aprendo cada día. Cuando converso con un paciente, cliente o alumno pongo a su servicio mi intuición, mis conocimientos y experiencias y también mi escucha y comprensión.
Leer este artículo me ha servido para interiorizar más los conceptos o simplemente cuestionarlos o reflexionarlos un poco más y me ha sorprendido otra vez más el darme cuenta que el ¿por qué? nace de una no aceptación, una negación de la realidad. Este porqué como bien se comenta en el artículo, intenta protegernos, intenta analizar o encontrar una respuesta o alternativa que no nos haga tanto daño o nos perjudique menos. Por otro lado, también entiendo que a veces para llegar a una total aceptación tiene que haber un entendimiento, de ahí la búsqueda del porqué, de razones que expliquen el suceso. Pero también, hay situaciones donde no existe un porqué, son situaciones que no dependen de nadie que no hay una explicación o sí la hay, pero no queremos aceptar que nada ni nadie podía intervenir para cambiar la situación. En esos momentos, conectamos con una fuente de rabia, ya que la situación se siente como injusta e impotencia de no poder hacer nada. En este caso, cuando no hay una explicación explícita, hemos de entender que no hay explicación para poder aceptarlo como tal. Y claro que sentiremos tristeza en según que situaciones, ya que puede ser percibido como la pérdida de algo que esperábamos, de una persona cercana, un trabajo, ruptura relacional, pérdida de salud,… cualquier situación donde la persona lo perciba como pérdida. Esta tristeza profunda nos alerta que necesitamos parar. En esta detención simbólica (porque en el mundo no hay un botón de “pause”), será un momento de introspección, de autoconocimiento. Con este simple hecho, ya hemos ganado. Aunque la emoción de tristeza no sea agradable de sentir porque interpretamos una pérdida, tenemos que ser conscientes que también hay una ganancia, nosotras mismas.
Es un proceso como todo en esta vida, y aunque no se pueda apreciar en un primer momento, detrás hay un aprendizaje que se esconde bajo la pregunta de ¿para qué?. Cuando aceptamos y dejamos de buscar respuestas externas a una situación, comenzamos a hacer nuevas preguntas y encontrar respuestas en nuestro interior. ¿De qué me ha servido esto? ¿Qué he aprendido de esta situación? ¿Qué me ha ayudado a verlo desde otra perspectiva? ¿Qué dice de mi?
Me ha parecido muy interesante entender lo que implica preguntarse el ¿por qué?, en circunstancias traumáticas. Al inicio nos protege y amortigua el dolor, ya que nace de la negación de la realidad y surgen las injusticias y la rabia. Pero llega un momento en que necesitamos aceptar la realidad para seguir hacia adelante y nos surge la tristeza que nos ayuda a entender y aprender de lo sucedido. Al llegar la aceptación estamos predispuestos a cambiar y enfrentarnos al ¿para qué?, y darle sentido a lo que se ha experimentado y hacernos más responsables de nuestra vida.
La diferencia entre el ¿por qué? y el ¿para qué? puede observarse perfectamente en un caso de duelo, donde terminamos con una transformación y una nueva manera de enfrentarnos a la vida. He entendido que lo importante es ver qué podemos hacer con ello en vez de quedarnos en el ¿por qué?, en la rabia y en la tristeza. En la práctica, es difícil salir del ¿por qué? y enfrentarse al ¿para qué?, pero cuando se alcanza ese cambio de perspectiva, nace la luz y se ve la situación de distinta manera y obtenemos, como decía el artículo, más comprensión y sabiduría. Personalmente, siempre he pensado que de todo se puede aprender y como dice Albert Espinosa “si nos enseñaran a perder, ganaríamos siempre”.
Como profesional, hay que ser consciente de la diferencia entre empatizar y simpatizar, ya que la primera nos muestra la situación según los ojos del cliente y nos ayuda a mantener nuestro rol de acompañante y de apoyo tan necesario en esos momentos.
Respecto al vídeo, me ha parecido una preciosa manera de ver el proceso de cambio y como es de importante el Logos, el diálogo.
Este artículo me ha ayudado a entender que el “¿por qué?” no siempre es útil, más bien parece que nos invalida a aceptar la realidad. He aprendido que cuando dejamos de buscar un “¿por qué?”, aceptamos la realidad y pasamos al “¿para qué?” y nos fijamos en qué me ha ayudado esa situación, qué me ha aportado y qué oportunidades estan surgiendo, es cuando podemos resolver el duelo de una situación traumática.
Este artículo refleja muy bien las dos vertientes que tiene el ser humano de reaccionar ante un suceso que para el ha sido totalmente inesperado y estaba fuera de su control.
El “porqué” refleja la parte en la que hay una ruptura total del esquema mental del mundo del individuo y eso le impide comprender el sentido que tiene o la razón por la cual ha ocurrido.
El “para qué” es la parte que nos motiva a enfrentarnos al “trauma”. Tal y como ha comentado Herminia, la clave está en aceptar la realidad (en vez de negarla) para poder reconstruir nuestro esquema mental sobre el mundo, y poder ser capaces de volver a cambiar el sentido global del mundo, n para olvidar, sino para recordar sin sufrir.
Los acontecimientos traumáticos están presentes de manera permanente a lo largo de la historia de la humanidad: catástrofes naturales, guerras, violencia de género, delincuencia… es asombroso saber que la mayoría de las personas poseemos mecanismos naturales de recuperación y podemos sacar partido del suceso que tanto sufrimiento nos ha causado.
En primer lloc, m’ha agradat molt llegir aquest article i poder reflexionar sobre el que diu. Considero que el dol, és un dels procés més dolorosos que pot passar una persona.
Com bé diu l’article, el xoc emocional que pot provocar la mort d’un ser estimat ens provoca una resposta desadaptativa a l’entorn i és en aquesta situació quan ens preguntem ¿per què?, aquesta fase la podríem anomenar fase de negació. En aquest moment, la persona afectada no és capaç d’assumir la realitat, ja que el xoc és tan gran que no és capaç de veure més enllà.
La persona comença a assumir la realitat amb qüestió de temps i com bé diu l’article, la realitat es comença a assumir quan passem del “¿per què” al “per a què?. Passem d’una fase de negació a una fase de racionalització. El fet de preguntar-nos el “per a què” de les coses, ens ajuda a acceptar la realitat tal com és i a poder seguir el nostre camí. Poder donar un significat a una determinada situació que abans no enteníem, és necessari poder avançar.
Per acabar, m’agradaria reflexionar sobre la capacitat de saber atribuir un punt de vista diferent en una determinada situació. A diferència de la cultura oriental, a occident veiem la mort i el procés de dol com una situació dolorosa, en la que perdem a la persona per sempre, en canvi, en la cultura oriental, el punt de vista amb el que atribueixen la mort és molt diferent, accepten que totes les persones hauran de passar per aquest procés i ho veuen com un fet positiu, per ells, morir significa tornar a néixer, i, per tant, les persones que arriben en aquesta etapa hauran arribat al màxim assoliment personal.
Preguntarnos el por que nos sucede algo es casi un pensamiento inconsciente y tendemos a pensar que no nos merecemos que nos pasen ciertas cosas… Personalmente, siempre he querido pensar que todo pasa por algo, que si algo malo sucede es porque tienes que aprender alguna cosa o porque algo mejor esta por venir. De hecho, muchas veces cuando miramos hacía atrás, podemos llegar a pensar “suerte que me pasó x”, a pesar, de que cuando nos pasaba “x” estábamos preguntándonos todo lo comentado anteriormente en este post.
En el momento en el que sucede el acontecimiento traumático, estamos en estado de “shock” y no podemos hacer esta reflexión, necesitamos digerirlo y aceptarlo primero y será cuando nos preguntemos el para qué cuando podamos empezar a observar que es lo que teníamos que aprender de ello y porque la vida nos ha puesto en esta situación.
Me ha gustado muchísimo leer éste artículo. Me ha conectado directamente con esa sensación en el momento en el que dejas de preguntarte ¿por qué?, para empezar a preguntarte ¿para qué?.
Ese click que sentimos, esa claridad repentina (fruto de un proceso), cuando pasamos de intentar desesperadamente encontrar un sentido racional a la realidad, y de repente entendemos que la realidad “solo” hay que aceptarla. Es ahí cuando empezamos a encontrar el verdadero sentido de la misma. Ese sentido que, bajo mi experiencia, suele ser el gran aprendizaje que acompaña a un gran sufrimiento, cuando éste sana.
Me quedo con la frase “El “¿por qué?” es la manifestación de la negación de la realidad”. Es una negación que, como bien se apunta, en ese momento nuestra mente necesita, para paliar el estado de shock en el que nos encontramos ante situaciones realmente duras para nosotrxs. Esa negación que acolcha el golpe, y te da un margen de tiempo para digerir. Considero que todos los estados de un proceso son importantes, y debemos transitarlos todos para hacer una sanación real. Es por eso, que quizás, tenemos que preguntarnos ¿por qué? para conseguir preguntarnos ¿para qué?.
En el artículo se menciona el agradecimiento y la compasión, y me gustaría señalar, que para mi ha sido crucial, aprender a agradecer todas las situaciones difíciles a las que me he enfrentado. A salir de la victimización y valorar lo positivo que me ha aportado la experiencia. Y es cierto, que a veces cuesta llegar a conectar con ese agradecimiento, y en ocasiones te lleva más tiempo, pero es muy importante poder llegar a sentirlo, para reconciliarte con todo lo sucedido y poder dejarlo atrás de verdad y poder avanzar.
Todos y todas somos susceptibles de vernos envueltos en una situación traumática a lo largo de nuestras vidas.
Es infinitamente normal que no sepamos llevar con facilidad muchas de las posibles situaciones traumáticas que pueden acontecer, estas van desde un abuso psicológico/físico hasta una catástrofe natural.
Bien es cierto que la persona tiene en si misma unos esquemas mentales bajo los que se rige su día a día, unos patrones de la normalidad en la que suele vivir. Creemos saber lo que nos merecemos, lo que no, lo que es justo e injusto para cada uno de nosotros.
El día en que algo rompe con eso (por ejemplo, nuestro hermano fallece) es muy probable, como bien plantea Herminia en el artículo, que nos preguntemos ¿Por qué? ¿Por qué a mi? Si estas cosas les pasan a los demás, o solo pasan en las películas. Pues bien, es cierto que, lamentablemente, no es del todo así. Está en las manos de cada individuo la gestión de ciertos retos vitales tales como la superación de una muerte temprana. Aunque la primera y más obvia reacción sea la de negar que ha pasado, la ira, la rabia, las preguntas de “qué/qué no podríamos haber hecho”… es evidente que ese es un camino sin salida y nada prometedor.
Dejar de dar vía libre a esas preguntas retóricas para rondar por nuestra mente y hacerla empequeñecer y no avanzar es un buen paso para la recuperación de la salud mental.
No es tu culpa, no es esa la palabra más adecuada. En mi opinión, deberíamos eliminarla de nuestro vocabulario mental. Lo qué si podemos hacer, y sería conveniente, es preguntarnos ¿Qué responsabilidad tengo yo? Quizás sea ninguna, o quizás si por mucho que sea doloroso de admitir. Aunque aquí el tema no va de enmendar o de fustigarse porque la palabra no es culpa, no hay que redimir nada. Hay que aprender a convivir con la nueva realidad, preguntarnos: ¿para qué me sirve esto? ¿qué puedo aprender de esto que me ha pasado?
En estas situaciones existe una semilla llena de un maravilloso potencial de cambio personal. De cambio de enfoque vital, cambio de la propia percepción de los ojos con los que miramos el mundo. Este trabajo personal de superación lleva intrínseco un trayecto que no es corto, ni es fácil, pero seguro que vale la pena.
Además, los síntomas que conlleva el estrés post-traumático (disociación, nerviosismo, reexperimentación del trauma, disomnias, parasomnias…) hacen la vida más tediosa y difícil de llevar. Es por eso que existen profesionales de la salud mental, psicólogos y psicólogas, psiquiatras y coaches que pueden ser de grandísima ayuda debido a sus conocimientos en esta materia. Nunca es un error buscar ayuda profesional si se percibe que hay algo que no nos permite avanzar ni ser felices.
Bibliografía:
MedlinePlus. (s. f.). Eventos traumáticos y los niños. Recuperado 30 de agosto de 2020, de https://medlineplus.gov/spanish/ency/patientinstructions/000588.htm
ASAPME. (2016, 12 septiembre). Trastornos del Sueño. http://asapme.org/guia-de-enfermedades-mentales/trastornos-del-sueno/
El dolor es algo que llega casi siempre sin previo aviso. El dolor asusta, huimos de todo aquello que nos puede causar daño. Tememos al dolor y lo evitamos. Pero el dolor es necesario, el dolor es imprevisto, el dolor nos muestra nuestras fortalezas, nuestra manera de luchar contra las adversidades. El dolor nos brinda la oportunidad de conocernos más, de gestionar nuestras emociones y de instrospeccionar en nosotros mismos.
Como bien se comenta en el articulo a veces nos refugiamos en la negación, en el porque es un mecanismo de defensa, un mecanismo humano de nuestra especie. Nos refugiamos en el porque y en convencernos que no es real esto que esta pasando. El dolor muchas veces es el ingrediente que acompaña a un duelo a una situación que no esperábamos, a una catástrofe, a una enfermedad. Hemos de dar visibilidad a que estas emociones existen y son necesarias para la superación de este dolor, para hacer un duelo sano. No tiene que estar mal visto sentir dolor o tristeza entre otras sino que hemos de apoyar estos sentimientos, normalizarlos y vivirlos como vivimos la alegría, sin tabús. No nos hemos de avergonzar, hemos de sentirlo para poder afrontarlo.
Todos los duelos tiene unas fases, unas fases que no tienen porque cumplirse todas, ni se tiene que cumplir por orden, recordemos que cada persona vive el duelo a su manera y con un tiempo determinado al dolor, a la situación al carácter de la persona, la edad, incluso tiene una gran influencia el entorno social. Estas fases pueden hacernos ver que esto que nos esta ocurriendo es humano y que algún dia este dolor se estabilizara.
Recuerdo cuando una vez una de mis parejas me dijo que me había sido infiel (teníamos una relación monógama). De la ira que estalló dentro de mí misma, lo único que pude gritar fue: POR QUÉ? por qué has hecho esto?
Como comentas en el artículo, en el momento de shock, al recibir la noticia… lo único que nace de dentro es negarla: negar el cambio del estado de realidad en la que estabas sumergido/a. Somos personas y necesitamos tiempo para asimilar las cosas; procesos por los que pasar, como el de la negación, para posteriormente asimilar aquello que nos hace daño. No me imagino un mundo en el que no se sientan las cosas profundamente; un mundo con seres que no puedan sentir emociones que los “humanicen”.
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Como he leído, “no encontramos una explicación lógica a la muerte”, así que cuando esta se da repentinamente, sea una muerte de un ser querido, de un trabajo, de una etapa, de una amistad, o de lo que sea…nos agarramos al “por qué”. Con esto quiero decir, y como siempre pienso, que ese estado de shock al recibir el conocimiento de una pérdida o de una horrible noticia, nos hace humanos… negar la muerte o la posibilidad de ella, negar tránsitos, negar situaciones: significa que fue verdaderamente importante para nosotros y que no nos resistimos a que todo aquello se desvanezca.
Parece ser que nunca estamos realmente preparados para dejar ir “definitivamente”, para aceptar “de verdad”.
Empatizo con la reacción humana, con la forma de afrontamiento de preguntarnos: ¿por qué?.
Pero el uso de esta palabra como forma de negación de la realidad tiene fecha de caducidad; sirve como colchoneta en la que caer cuando recibimos la noticia y en la que quedarse el rato que necesitemos hasta que nos sintamos mejor. En la que llorar, en la que dejar ir, en la que pasar por ese tránsito del “por qué” al “vale”, del “no quiero” a “es así”.
Más tarde, parece ser que lo que nos salva es levantarnos y dejar de lado esa pregunta, aceptar el estado de tal asunto, aceptar que a veces no podemos encontrar una explicación lógica a lo que sucede… y que no se acaba el mundo.
Amo la idea de que el psicoterapeuta pueda reformular la pregunta del “por qué” y llevarla hacia el “para qué” (¿Para qué? ¿Para qué seguir adelante? ¿Para qué ha servido todo esto?). Es la verbalización de la fuerza necesaria que a veces sumergidos en el dolor necesitamos oír.
Como dices en el texto “Darle un sentido a lo sucedido nos confortará e iluminará. Empezaremos a ver la luz al final del túnel”. Con la reformulación de lo sucedido, en algunos casos más costosos que otros (hay historias que se pueden iluminarse más fácilmente que otras), encontramos una respuesta (que es lo que necesitamos en ese momento) que nos convierta en Ave Fénix, y así…RENACER.
En primer lugar, este tema me parece muy necesario de tratar ya que como personas no acostumbramos a cuestionarnos estos aspectos. La diferencia entre el por qué y el para qué es abismal y podemos aprovecharla para cambiar la perspectiva ante una situación traumática o desagradable para nosotros. La pregunta por qué la veo más ligada al pasado, y ésta no siempre tendrá una respuesta para nosotros. No aceptar esa realidad puede generarnos frustración. En cambio, el para qué está más encarado al futuro y abre la posibilidad a aprovechar esa vivencia para encontrar aspectos que nos ayuden a crecer y a valorar nuestro proceso vital.
D’ençà que som petites a l’escola ens ensenyen que hem d’aprendre i entendre el perquè de les coses. Però des d’un punt de vista emocional de les coses, el més important és preguntar-se el per a què es vol fer o es pensa així. Què és el que et mou per fer o pensar el que sigui, què és el que et remou perquè t’agradi o no.
I com és natural, en una situació traumàtica el nostre cervell de forma automatitzada es fa aquesta pregunta, amb totes les possibilitats. Però sobretot la principal és la següent: “per què a mi?”, fet que en una situació tan complicada, no té resposta. Cosa que en el futur podrà generar un bloqueig amb la situació viscuda.
Però el per a què, ens obre a noves oportunitats. Per a què m’he de refer d’aquesta situació? Per a què he d’afrontar això? Permet a la persona poder veure més enllà de la situació traumàtica i visualitzar una sanació.
Me quedo sobretodo con la siguiente parte: Es una pregunta retórica, ya que presentimos que no existe una respuesta plausible ni lógica. En esta primera fase el ¿por qué? es como decir: ¡No puede ser! Una pregunta que nace de la “no aceptación”.
Cuando vivimos un proceso traumático el ¿por qué? és la pregunta que por excelencia nos viene a la mente. Sin embargo, no es más que una manera encubierta de negar la realidad a la que nos estamos enfrentando. Esta negacion puede ser útil en los primeros momentos después de la tragédia para ayudar-nos a convivir con ella, pero la no aceptación de la misma nos puede traer muchos problemas en un futuro. Es por eso que me ha gustado mucho la alternativa de preguntarnos ”para qué?”. Más que una pregunta, és una manera de canviar nuestra manera de afrontar los hechos, una forma de aceptación. De esta manera, el cambio de pregunta no es simplemente un cambio de paradigma sino parte del propio proceso de aceptacion.
Molt interessant l’article! Molts cops el perquè i el per a què semblen tenir el mateix poder i la mateixa finalitat i opino que no s’interpreten d’una manera correcta, però en realitat estan plens de profunds significats diferents. Al començar el pràcticum ens van introduïr el per a què i per a mi va ser molt enlluernador. Sembla que sempre ens centrem en els “perques”, quan els “per a ques” també ens poden aportar molt a nivell reflexiu
Habitualmente presentamos la tendencia a preguntarnos el por qué de las cosas. Muchas veces este concepto se encuentra integrado en nuestro lenguaje de manera automática. Se considera de gran importancia el destacas que, al formular este tipo de preguntas, lo que se esta buscando, consiente o inconscientemente, y se obtendrá es una explicación a aquello que hemos experimentado, un tipo de justificación que creemos que nos servirá y nos ayudará a tranquilizarnos y a entender las diversas cuestiones. Es por eso que, después de leer este articulo y poder reflexionar sobre ello, he podido llegar a la conclusión que dentro de un proceso de ajuste y crecimiento personal es mucho más destacable y profundo explorar el para qué. Estos dos conceptos pueden llegar a parecer aparentemente similares, incluso en ocasiones cuando se nos plantea el para qué tendemos a contestar el por qué. El para qué da un sentido, un propósito y una dirección a los pensamientos. Este nos permite reflexionar y dar un sentido practico a las situaciones y experiencias. Cuando vivimos una situación desagradable y nos preguntamos el por qué de ella, únicamente estamos buscando una justificación y , además, en algunos casos, este cuestionamiento puede presentar cierta entonación de victimización. En cambio, cuando nos preguntamos el para qué estamos buscando el sentido, realmente el hecho sigue provocando el mismo impacto hacia la persona pero, en este caso, se busca el aprendizaje oculto detrás del acontecimiento.
Por otro lado también me gustaría destacar el video que ha compartido Herminia sobre el trabajo del psicólogo. A menudo tendemos a relacionar lo que este supone con la ayuda al trabajo del otro. Esto no es del todo equivocado aunque para que este se pueda realizar debe de darse un trabajo previo por parte del terapeuta. Todos los profesionales de esta disciplina deben de trabajarse primero a ellos mismo para poder ayudar a los demás con esta cuestión. Si no es así será imposible que se lleve a cabo.
A menudo nos refugiamos en el ¿por qué? para ocultar un dolor más profundo, la confirmación de que no sabemos qué hacer, la incapacidad de aceptar lo que ha ocurrido, la impotencia, la vulnerabilidad, el dolor de confirmar que la vida no es como nos gustaría que fuese.
El ¿Por qué? puede aliviarnos de forma temporal, pero tendremos que superarlo para poder aceptar la situación y avanzar.
Ahí entra el ¿Para qué? ¿Para qué seguimos luchando? ¿Para qué nos levantamos y volvemos a construir? Damos un nuevo significado a lo ocurrido, encontramos un camino a seguir, un proyecto a construir a partir del ¿Por qué?
El ¿Para qué? dará paso a otras preguntas ¿Cómo puedo hacerlo? ¿Qué necesito aprender? ¿Qué he aprendido de lo vivido?
Dolor, ira, aceptación y aprendizaje…un camino que de ser recorrido nos transformará en más sabios. Camino que no siempre se puede recorrer solo. Por suerte hay grandes profesionales preparados para echar una mano cuando sea necesario.
“La desgracia vivida como injusta” creo que es la frase que más define la rabia que tanto abunda en esta sociedad. Es común necesitar saber el “por qué” de todo lo que sucede en nuestras vidas y, cuando algo malo ocurre en nuestras vidas y consideramos que no es merecido, ahí sale la rabia. Es en ese momento donde la aceptación aparece como punto de partida para posibilitar algún cambio en uno mismo. Opino que buscar las razones de algún suceso incontrolable para nosotros no es de ayuda, sino al contrario; orientar nuestra mente hacia el futuro y las posibles soluciones para resolver la situación problemática donde nos encontramos, facilitará enormemente esta posición. Es por este motivo que realizarse la pregunta “para qué”, ayuda a reflexionar y buscar alternativas desde una perspectiva de progreso y superación, y enfocarse uno mismo hacia sus metas.
Extraigo del artículo que el ¿por qué? va en busca de encontrar un sentido a una situación que estamos viviendo. ¿Qué pasa cuando hay una desgracia? En situaciones que no tengan sentido para nosotros, nos lo seguiremos preguntando como mecanismo automático de “no aceptación” de la realidad, ya que necesitamos encontrarle un por que a lo que esté pasando para resistir a la injusticia.
En el momento que estemos preparados para aceptar la situación, una tristeza profunda llegará y nos conectará con una introspección que nos ayudará a aprender algo de toda esta situación. Así podremos darle un sentido a esa situación que ha ocurrido sintiendo que servirá para algo en el futuro y estaremos listos para preguntarnos el ¿para qué?
Haciendo un símil con la situación actual del Cov-19, ahora mismo estamos todavía asimilando la situación y en una fase de shock y se nos hace difícil poder aceptar lo que está pasando y nos repetimos ¿Por qué esta pasando esto? Espero que pronto, como sociedad, estemos listos para preguntarnos ¿Para qué? ¿Qué puede traernos toda esta ruptura de las estructuras? ¿Hacia dónde nos queremos dirigir ahora? ¿Qué aprendizajes queremos sacarle a esta situación?
Me gusta mucho leer artículos en los que los temas centrales son fruto de una vivencia personal concreta.
Comparto la reflexión de “el ¿por qué? es una pregunta que nace de la no aceptación”. Entiendo que el por qué es lo primero que nos preguntamos ante un suceso inesperado y potencialmente traumático al no ser capaces de aceptar lo que acaba de pasar y la realidad que deviene a partir de ahora. Posteriormente, cuando, como dice Hermínia, este “por qué” no nos es suficiente, entonces pasamos a preguntarnos el para qué de lo ocurrido. De alguna manera, ahora ya estamos preparados/as para aceptar la nueva situación, pasando de una posición pasiva y victimista en el por qué a una activa y responsable en el para qué.
Me quedo con la frase de “aceptar la finitud de las cosas”, algo que considero que si lográramos hacer reduciría sustancialmente nuestro sufrimiento.
Por último, el vídeo me conecta con la idea de “salvadores/as” que en algunos contextos sociales se tiene de los y las psicólogas, idea que personalmente no comparto.
Extraigo del artículo que el ¿por qué? va en busca de encontrar un sentido a una situación que estamos viviendo. ¿Qué pasa cuando hay una desgracia? En situaciones que no tengan sentido para nosotros, nos lo seguiremos preguntando como mecanismo automático de “no aceptación” de la realidad, ya que necesitamos encontrarle un por que a lo que esté pasando para resistir a la injusticia.
En el momento que estemos preparados para aceptar la situación, una tristeza profunda llegará y nos conectará con una introspección que nos ayudará a aprender algo de toda esta situación. Así podremos darle un sentido a esa situación que ha ocurrido sintiendo que servirá para algo en el futuro y estaremos listos para preguntarnos el ¿para qué?
Haciendo un símil con la situación actual del Cov-19, ahora mismo estamos todavía asimilando la situación y en una fase de shock y se nos hace difícil poder aceptar lo que está pasando y nos repetimos ¿Por qué esta pasando esto? Espero que pronto, como sociedad, estemos listos para preguntarnos ¿Para qué? ¿Qué puede traernos toda esta ruptura de las estructuras? ¿Hacia dónde nos queremos dirigir ahora? ¿Qué aprendizajes queremos sacarle a esta situación?
En la situació que estem vivint avui en dia considero que aquest article és clau. Moltes famílies estan perdent a ésser estimats; sense poder fer-los fer companyia en els seus últims moments ni donar-los-hi la despedida que voldrien i es mereixerien. En aquests moments la primera pregunta de “Per què” s’està fent més i més gran, rondant els caps de molta gent i no permetent-los seguir. A més s’hi suma un confinament que no els deixa tenir el contacte directe amb la seva xarxa de suport, fent que el pas de la primera pregunta a la segona “Per a què” sigui més complicat i requereixi més esforç.
En aquests moments els equips d’emergència psicològics estan fent una gran feina ajudant a totes aquestes persones, essent el suport que moltes persones necessiten, i es mereixen tot el respecte i agraïment.
He gaudit amb aquest article perquè m’he vist reflectida en el canvi de pregunta. Procés que, en el seu moment no vaig ser conscient que feia.
“El “¿por qué?” es la manifestación de la negación de la realidad.” esta frase a impactado fuertemente en mi. Todos nos hemos enfrentado a momentos catastróficos aun dentro de nuestra vida acomodada, como en el articulo se explica, momentos de ruptura, de perdida, o cualquier circunstancia que ha supuesto un desequilibrio de nuestra manera de vivir o ver la vida. Estamos tan a acostumbrados a preguntarnos “¿por qué a mi?” que nos lleva a respuesta de culpabilidad hacia nosotros o otras personas. Siempre he sido muy contraria a buscar culpables, creo que eso nos perjudica, nos hace atacarnos a nosotros mismos o a ser hostiles con el resto. Creo que la forma de dejar a un lado la culpabilidad es empezar a preguntarnos más “¿para qué?” y menos “¿por qué?”
Molt bon post!
El procés de gestionar un succés traumàtic o profundament dolorós segurament és l’aspecte més conegut d’aquesta temàtica. Una primera negació, després ràbia, tristesa, fins que finalment arriba l’acceptació i conseqüentment l’aprenentatge… però el que aquest article anima a reflexionar és com podem enfocar aquest procés, que cada persona viu de forma molt diferent i també amb diversos ritmes. A les pràctiques hem après que el temps per si sol no gestiona les emocions que es senten en un moment difícil, simplement els hi rebaixa la intensitat… Per tant, què podem fer nosaltres per a gestionar tot allò que sentim, o allò que sent la persona en cas de trobar-nos en la posició de “coach” o terapeuta?
És important el matís que aporten les preguntes “per què?” i “per a què”, ja que molts cops no valorem la diferència entre elles però la reflexió sobre l’importància de mirar què es pot fer a partir d’ara, i amb quin propòsit actuarem és essencial per a no seguir obstaculitzant el camí (per a què). Intentar trobar un per què a les coses que passen pot ser un intent de control sobre allò que és impossible controlar i és una acció molts cops moguda per la por.
Per tant, trobo molt interessant la responsabilitat, el poder i el sentit que proporciona la pregunta “per a què”, a l’hora d’acompanyar en el camí després d’un succés difícil o traumàtic…
Ha sigut interessant identificar-se tantíssim llegint la primera part del “¿porqué?”. És curiós com l’ésser humà tendeix a defensar-se amb aquesta pregunta intentant buscar una raó d’allò que està vivint, pensant que d’aquesta manera segurament resulta més fàcil entendre i superar aquella situació i el que a vegades no sabem, és que és la mateixa pregunta el que ens farà retrassar el procés de superació i afrontament, ja que ens quedarem encallats en una pregunta que, segurament, no té resposta.
Pel que fa a la pregunta “¿para qué…?”, em transmet un aire esperançador… després d’uns dies de reflexió m’he adonat que enfocar una situació traumàtica des d’aquesta perspectiva fa que inconscientment busquem les fortaleses i punts forts interiors per poder seguir endavant.
És curiós com amb una simple pregunta es pot canviar l’enfoc totalment…
Me ha parecido muy interesante la forma en la que este artículo refleja las distintas fases por las cuales las persones suelen pasar durante un proceso traumático y las relaciona con las preguntas “¿por qué?” y “¿para qué? Y sus respectivas diferencias. Hoy en día creo que la pregunta “por qué” es una de las que más veces escuchamos, ya sea por parte de los demás o por nosotros mismos, porque queremos saber el por qué de absolutamente todo. Este artículo me ha hecho reflexionar sobre el hecho de que no siempre existe un por qué y que a veces las preguntas adecuadas para sobrepasar situaciones concretas son otras. Como es en el caso de los procesos traumáticos, preguntarse “por qué” o “por qué a mí” es algo inevitable pero que no ayuda a las personas a seguir hacia adelante, ya que es imposible encontrarles una respuesta. El planteamiento que ofrece el artículo sobre la pregunta “¿para qué?” en estas situaciones me ha hecho pensar en muchos otros contextos en los cuales también deberíamos aprender a enfocar bien la situación y tratar de preguntarnos “para qué” en vez de “por qué”, ya que esta nos proporciona una perspectiva muy distinta sobre la vida y sobre como actuar.
Ya había escuchado alguna vez que, puede no ser adecuado preguntarse o preguntar el ¿Por qué? pero, gracias a las prácticas que estoy realizando en el Institut Gomà y a este artículo, estoy pudiendo profundizar en este aspecto. La mente domina al ser humano demasiado a menudo, y por ello tenemos esa tendencia de preguntarnos “el porqué” de las cosas, antes de poder empezar con el proceso de aceptación. Supongo que es parte de nuestra humanidad, ya que experimentamos dolor, y eso nos lleva a buscar el alivio más inmediato. Pero cuando descubrimos el poder que tiene “el aceptar” para transitar nuestros duelos, ya no tiene demasiado sentido utilizar la pregunta de ¿por qué?.
Como muy bien explica Herminia en su artículo:
“Cuando podemos aceptar lo sucedido estamos en predisposición de realizar cambios. Cambios en nuestra manera de explicarnos el pasado y preparar el futuro.” Por ello, me parece magnífico como profesionales pararnos a observar nuestra forma de intervenir, cuidar nuestro lenguaje, poner atención en él y hacer el ejercicio que aquí se nos propone. Sustituir el “por qué” por el “para qué”.
Esta idea me ha quedado muy grabada desde el inicio de las prácticas con Herminia y su equipo, y por ello os doy las gracias. Ansiosa por seguir aprendiendo.
Vivim en un món en el que ens hem acostumat a tenir la necessitat d’entendre el per què passen les coses, però no entendre – ho des del cor, sinó amb el cap i de forma automatitzada, sense parar i sense donar un espai de reflexió i connexió amb el que sentim i estem vivint.
Es cert que a vegades la pregunta fàcil és preguntar – nos el per què, ens ajuda a allunyar – nos del dolor, de connectar amb el que estem vivint i sentin en un moment complicat i ens fa estar d’alguna manera amb el “pilot automàtic”, desconnectats del món i allunyats de la realitat i d’aquella emoció i sentiment que potser no som capaços de digerir.
Un cop lliguem amb la tristesa i fem introspecció connectem amb el <> que ens ajuda a trobar un sentit, en agafar consciència i responsabilitzar – nos del dolor. He trobat molt interessant poder reflexionar sobre el valor de les preguntes que fem i ens fem i com dues preguntes que poden semblar similars ens porten a dos mons completament diferents i ens fan observar una realitat des de dos llocs també molt diferents.
Per mi, diria que no són dos mons oposats, sino que cada un d’ells responen a les necessitats que ens anem trobant, tot i això, em reforça idea de la importància de tenir una bona ret de recolzament i com és d’important estar amb contacte amb l’aquí i el ara per poder arribar a transcendir, és a dir, fer el salt del <> al <> per poder – li donar un sentit i poder – nos estimar i acompanyar en el moment en el que ens trobem.
Muy interesante comprender como ante un suceso traumático, el sistema de pensamiento humano en un intento de defender-se de aquello que muchas veces no tiene una explicación razonable mediante la negación, plantea la pregunta: ¿porque?, rechazando la posibilidad de aceptación que implica un proceso doloroso y complejo de introspección en el que el apoyo de los seres queridos y el profesional tienen un papel clave, para poder pasar de la negación, a la aceptación, la siguiente pregunta: ¿para que? y poder ayudar a dar-le un sentido a ese suceso integrándolo dentro del relato de vida personal.
Considero que l’ésser humà és on és i està en el punt en el que està actualment a través de preguntar-se constantment aquestes preguntes ¿Per què? ¿Per a què?
Sobre tot, trobo que es de caire molt important el ¿per què? I ja no només en fets traumàtic si no en situacions que ens trobem en la vida quotidiana principalment per acceptar la realitat.
Amb això vull dir que, sempre busquem un sentit per a tot, i més encara quan es tracta d’esdeveniments traumàtics siguin del caire que siguin, ja que es tracta d’un sentiment individual i, inevitablement, m’ha vingut un llibre al cap que considero que tothom hauria de llegir titulat “El hombre en busca del sentido”. Precisament, tracta tant aquestes preguntes com el buscar sempre un sentit a tot allò dolent que ens passa, encara que no hi hagi resposta lògica o que pugui explicar aquell fet traumàtic.
Com bé diu l’article, es tracta d’una primera etapa que no accepta la realitat seguida d’altres etapes que m’han semblat molt interessant ja que l’individu arriba a fases de introspecció i com estic aprenent cada dia més, és molt interessant saber la capacitat que tenim les persones per afrontar situacions, per passar de manera conscients d’una etapa a una altre fins arribar a acceptar la realitat i d’un esdeveniment traumàtic crear una eina per a superar-nos i alhora ser conscients de les grans capacitats que tenim i del aprenentatge que extraiem de les situacions que ens passen al llarg de tot el cicle vital.
Gràcies Hermínia!
Realment les situaciones traumàtiques esdevenen molt dures i ens plantejen moltes preguntes que no tenen resposta. Tenir una bona red de suport ens ajuda en l’elaboració de la pèrdua, en trobar consol…evidentment, i com bé esmentes, després d’una pèrdua hi ha diferents moments…però tard o d’hora haurem de fer front a la realitat i acceptar-la. Aquesta és l’única manera de mirar endavant!
El placer es nuestro, la jornada de ayer fue de lo más gratificante y enriquecedora. Nos aporto otra manera de ver las situaciones a las que nos enfrenamos, ya no sólo en situación de catástrofe, si no también en nuestra labor diaria. Quizás me quedo con este mensaje: para, reflexiona y desde luego, las cuestiones que les plantees a los demás haztelas tu primero.
Me encantaría disfrutar y aprender de todos los seminarios que tu impartes.
Nos vemos pronto.
Gracias Hermínia, tu presencia llenó la sala pero también nuestras vidas, realmente no fue un Sábado más, no fue un seminario más, fue lo que necesitábamos.
Esperamos verme muchas veces más.
Yo también tuve oportunidad de conocerte y por eso mismo quiero agradecer tu generosidad al compartir con todos nosotros tu experiencia, como profesionales de la intervención en crisis y emergencias, agradecemos cualquier herramienta que pueda servirnos como instrumento en nuestra labor del día a día.
Estimada Herminia, gracias a tí por ser tan profesional y desprender tanta humanidad y cercanía. Personas como tu que comparten como lo hicistes tú , con ese entuasiasmo, con ese buen hacer ,con ese acompañamiento y esa naturalidad , es de agradecer, por que tú si que demostraste que fuistes generosa al abrirnos esa puerta hacia un mundo maravilloso y enriquecedor, en el que quieres seguir adentrandote. Hay personas que pasan en tu vida y se quedan y “TU” eres una de ellas. El haberte conocido hace que te enriquezcas tanto personal como profesionalmente y que sepa a poco el día que compartimos contigo. Te aseguro que en mi día a día esa reflexión estará desde otro prisma y pienso que cuando esté en mi consulta y tenga una persona delante , abrá otros colores, otro arcoiris “HERMINIA” muchas gracias por haber entrado en mi vida.Me encantará siempre que pueda poder seguir tus cursos y seguir aprendiendo. Un abrazo. Mª Dolores.
Querida Herminia ha sido un placer inconmensurable poder crecer un poco más de tu mano, la aportación personal que me has regalado con tu buen hacer y con tu propia entrega ha sido toda una lección de profesionalidad y humanidad que siempre recordaré en este largo camino de llegar a ser quien realmente quiero ser. Gracias infinitas por tu atención, Carmen.
Gracias Hermínia por compartir esta experiencia!
Los puntos se conectan. Este es mi segundo año del Master de Coaching que diriges y, casualmente (?), mi segundo año como voluntario en el Equipo de Soporte Emocional de Cruz Roja, que realiza actividades de soporte psicológico en catástrofes y emergencias, y ahora también en situaciones de gran sufrimiento como el paro de larga duración y la crisis.
Soporte psicológico, coaching, acompañamiento, búsqueda del sentido… Acompañar a nuestros semejantes, en momentos de intenso dolor emocional y de desesperanza, en la búsqueda de su ¿para qué? … lo conecta todo. Da sentido.
Una abraçada,
Lluís Sanmiquel
Cuando tenía 19 años, viví muy de cerca una catástrofe natural. Mi familia tiene una casita en el Pirineo Aragonés, en Biescas, desde pequeña ha sido mi segunda casa.
Muchos de vosotros conoceréis lo ocurrido. Se rompió un dique de un rio, y hubo una riada en el camping que mató a muchas personas.
La gente llegaba al pueblo casi sin ropa por la fuerza del agua, y como no había personal al principio, nos ofrecimos voluntarias para coger teléfonos y dar ropa a la gente.
Herminia, cuando se daba la noticia, el ¿ Por qué era constante?
En esos momentos, y con esa edad, lo único que podía ofrecer era una abrazo, que complicado es encontrar sentido a todo en ese momento,y la fortaleza necesaria para sobrellevarlo.
Las emociones que flotaban en el aire eran dolor y tristeza, y una sentimiento de injusticia.
Yo no perdí a ningún familiar , si amistades, y ahora poniendo algo de técnica, gracias a ti Herminia, veo claro como se puede estar para los otros, en los primeros momentos presentes para consolar la tristeza que tienen las personas ante esa pérdida, y para que puedan desahogar esa rabia que les provoca la situación de injusticia que están viviendo , siempre con empatía y escucha activa.
A nivel personal, creo que la actitud es importantisima, lo fue para mi, me agarré a mis metas personales, a mi propósito de vida, para encontrar sentido a todo.
Siento que mi post tenga un tono ” gris” , pero esta vez me ha resonado de esta manera.
Os adjunto un post sobre las actitud que se pueden tomar ante las adversidades . GRACIAS HERMINIA!
http://www.youtube.com/watch?v=K4g5SgSyPOg
Querida Herminia,
me encanta tu articulo, como desarrollas la evolución de la pregunta en función del momento dentro del proceso emocional que vivimos ante una pérdida. Explicas de forma sencilla, lo esencial. gracias.
Gracias Herminia por el artículo, refleja fiel y correctamente el sentimiento de pérdida, el duelo, espero haber pasado ya del “por qué?” y centrarme en el “para qué?”.
Fue una nueva experiencia el volver a estar contigo, aprendí de lo que dijiste y de lo que no dijiste. Mi grupo quiere volverte a ver, así que en ello me voy a empeñar. Un abrazo intenso.
Cuando estaba en la universidad estudiando Periodismo, nos remarcaban la importancia del ¿por qué?, siempre íbamos a las causas. Si fuese profesora en la facultad les enseñaría la importancia del para qué. Dejaría la causa y buscaría la finalidad, la alternativa, el objetivo, que da una respuesta y conlleva la aceptación, además de poner la mirada hacia adelante. Será más sencillo si empezamos con las pequeñas cosas a plantearnos el para qué. Luego tendremos la práctica necesaria para extrapolarlo a los acontecimientos menos positivos que tengamos en la vida.
Personalmente el para qué me ha servido y me sirve para evitar repetir los errores cometidos, corregir actitudes y mejorar como persona. Cuando me he centrado en el por qué he entrado en un bucle sin salida, me he victimizado, me he secuestrado emocionalmente a mí misma.
Quiero ser mi propia líder, el para qué nos ayuda en la autogestión y en la conciencia de uno mismo. Por contra el por qué es un lastre. El modo en que interpretemos, demos sentido y reaccionemos emocionalmente ante una situación, de ese modo gestionamos el significado para nosotros y para los que nos rodean.
Me quedo con el vídeo de Laura Bravo; frente a una misma situación somos libres de afrontarla con la actitud que escojamos. Quiero ser huevo duro.
Gracias nuevamente Herminia por tu extraordinario artículo hace tiempo que deje de preguntarme el porque y ese p-o-r-q-u-e le he quitado la o y he puesto 2 AA …. ojo que no son las pilas P-A-R-A- que … Se nos ha dicho hasta la saciedad que venimos aquí a la escuela cósmica aprender y que cuando nos surge la pregunta ….porque? inconscientemente estamos buscando una víctima diferente a nosotros cuando cambiamos esa O por la doble AA no me estoy refiriendo a las de pilas sino de sumergirnos en nuestro interior para ver cual es la lección que la vida nos esta enseñando porque la vida enseña solo sabiduría por eso es tan importante como bien apuntas la aceptación pero una aceptación desde la comprensión ya que la aceptación sin comprensión no deja armonía y se convierte en una resignación …recuerdo una de unas cuantas situaciones traumáticas que he vivido en la cual yo creía que la solución era quitar de la vida a l@ culpable pero gracias a Dios el universo o lo que fuese el tiempo ha puesto esas doble AA y puedo asegurar desde mi experiencia que es para mejor
Aquest article m’ha connectat, directament, quan treballava en processos de dol. Arribaven a la consulta amb el gran interrogant: “per què?”. En aquest punt hi havia tant patiment!!! Doncs entraven en cercles totalment improductius i destructius, que comparteixo amb tu, que és un temps necessari per anar assimilant la notícia. Era a partir del moment en que es qüestionaven el “per a què”, que el dolor podia fluir i elaborar la gran pèrdua, era quan la persona començava a construir…a reconstruir-se, de nou…
Cuando algo terrible o traumático nos golpea es natural que surja la pregunta,¿porqué?,continuamente. Primero porque se necesita encontrar explicación a lo que nos ocurre y más si es duro e inexperado. Después porque saber la posible causa tiñe el panorama con ciertas gotas de esperanza. Es como una búsqueda más allá de la oscuridad.
Como indica Herminia el abuso del ¿porqué? se convierte en un problema pues niega la realidad.
Pues, generalmente, la posible causa no nos aligera la carga que llevamos. Lo que realmente funciona es entrar en el proceso de salir (que no escapar) de ese proceso que toca vivir. Salir no conlleva a hacerlo sin heridas o traumas; sea de la forma que sea,salir representa caminar de nuevo en el sendero de nuestra vida.
Una vida finita y suceptible a padecer todo tipo de infortunios pero que a pesar de todo esto nos invita a seguirla. ¿Porqué tanto empeño? No lo sé. Pero ahí está.
Este artículo me ha hecho reflexionar.El ¿por qué? siempre me lo había planteado como un intento de buscar culpable/s a lo sucedido, la verdad, es que sí que era consciente del ¿por qué a mi? pero no lo había entendido como lo que realmente es, una forma de no aceptar y de negar la realidad. Me ha gustado que se planteara el ¿para qué? como una luz al final del túnel, después de un suceso traumático. Una vez aceptada la realidad, el ¿para qué? sirve para mirar hacia el futuro que aún nos queda por vivir.
Muy revelador.
Gracias.
Hola Herminia, estaba leyendo este artículo y me ha parecido muy interesante. Es bien cierto que las persones cuando nos encontramos delante de situaciones que no nos esperamos, como la muerte de un familiar, siempre acabamos preguntándonos “ porque él? O porque no le dije tal cosa o tal otra?” y al final esto lo único que nos hace a las persona es quedarnos estancadas en la no aceptación, haciendo que nos posicionemos en un rol de no aceptar la realidad que nos ha tocado vivir, ocasionando al mismo tiempo dolor y frustración a la persona.
Com bé has dit, mai estem preparats per a aquestes situacions tant injustes i incontrolables que ens desequilibren inevitablement. Com tot esdeveniment produeix una reacció en nosaltres i resulta necessari avançar per les diferents fases que ens porten del “per què” al “per a què”.
Personalment em sorprèn la feina d’aquests professionals que acompanyen en aquestes fases de contenció, acceptació, dol i superació, no només per a que la persona torni a trobar el seu “per a què”, el seu sentit; sinó també en relació a la prevenció d’altres trastorns que es podrien mantenir en el temps, com l’ansietat o el trastorns per estrès posttraumàtic. La curiositat pels grans efectes d’aquestes primeres actuacions em va portar fa uns mesos a realitzar el MOOC de Primers Auxilis Psicològics que ofereix la Unitat de Trauma, Crisis i Conflictes de Barcelona a través de Coursera (https://www.coursera.org/learn/pap) . Aquest petit curs em va permetre apropar-me més a la forma de treballar d’aquests grans professionals i a comprendre una mica millor com es desenvolupa i com podem acompanyar a les persones en aquestes fases de restabliment de l‘equilibri intern. Seria interessant conèixer més específicament la relació que es proposa amb el coaching, ja que resulta una eina molt potent per a fomentar el canvi en la persona i que pot afavorir aquesta transició fonamental entre el “per que” i el “per a què” que portarà a la persona a seguir avançant en l’acceptació dels fets i el restabliment de la seva vida.
Interesante artículo! El porque y el para qué…, parecen palabras que a simple vista pueden pasar inadvertidas, e incluso dar a la confusión si no se interpretan de una manera correcta, pero en realidad están llenas de profundos significados distintos. Cuando sucede algún “revés” en nuestra vida, si que es verdad que lo primero que nos preguntamos es el “porque de aquello”, “porque a él/ella”, “porque a mí”…, en cierta manera nos estamos negando a nosotros mismos tal situación o acontecimiento, quizá sea un mecanismo de defensa innato o instaurado en la cultura para poder “digerir” posteriormente ese “shock”, ya que se necesita tiempo para asimilar un hecho así y la primera fase del proceso es la negación(el porque). Sí que es cierto que si nos enquistamos en el porque(causas= no crecimiento) , que en el para que (finalidad = crecimiento), no llegaremos a avanzar y alimentaremos más sufrimiento negando la realidad y buscando mil causas del porque aquello; pero si nos centramos en el para que, en la finalidad, en el proceso de asimilación/aceptación del suceso, si que empezaremos a ver luz cuando todo estaba oscuro, y será una oportunidad para crecer como personas y ayudar a otras, a crecer en su proceso.
Felicitaciones por la esencial labor de los equipos de emergencia.